Un centro para la cría y rehabilitación en aislamiento de cóndores será construido en Jujuy para asistir ante situaciones que pongan en riesgo la supervivencia de la especie, lo que ampliará el trabajo que realiza el único espacio de estas características del país y Latinoamérica que funciona actualmente en el Ecoparque de la ciudad de Buenos Aires.

El armado será en el predio del Centro de Atención de la Fauna Autóctona de Jujuy (Cafaju), que funciona bajo la administración del ministerio de Ambiente provincial en la localidad de El Carmen, a unos 27 kilómetros al sur de la capital.

“Este proyecto surgió con la Fundación Bioandina, que tiene en Ecoparque el único centro del país y de Latinoamérica de cría y recuperación en aislamiento de cóndores”, indicó a Télam el secretario provincial de Biodiversidad, Javier Gronda, quien explicó que “la inquietud pasaba por cómo las provincias andinas no tenían un centro”.

Gronda señaló que la construcción de un recinto de cóndores en Jujuy busca aprovechar la existencia de “profesionales altamente capacitados que ya trabajan en el Cafaju, entre ellos, biólogos, veterinarios y personal especializado en lo que es la recuperación de la fauna nativa”.

El centro, que se prevé entre en funcionamiento antes de final de año, fue diseñado por la Fundación Bioandina, mientras que la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Nación realizará una inversión que supera los 2 millones de pesos para adquirir el material necesario.

La mayor amenaza para la especie en toda la cordillera de los Andes «es el envenenamiento” y que no se toma conciencia del “rol importantísimo que tienen los cóndores como limpiadores naturales del ambiente porque comen carroña”, valoró Gronda, quien detalló que el centro colaborará a profundizar la concientización al respecto.

“Se tiene que seguir trabajando en el no uso de cebos tóxicos, como el carbofuran. En la Puna la gente lo utiliza para evitar que el puma u otro animal ataque su ganado, pero no logran ningún objetivo y hacen un gran daño a los animales carroñeros”, sostuvo.

Al respecto, mencionó que anualmente se dan, en promedio, cuatro o cinco avistajes en la zona de la Quebrada de cóndores envenenados, y mientras algunos se logran capturar y enviar a recuperación a Buenos, otros mueren en ese proceso.

En torno a la muerte de cóndores, recordó la ocurrida en febrero de 2017 cuando se hallaron 19 cóndores envenenados en un pueblo puneño, número que “significó toda la población que hay en Ecuador de la especie”.