En la tarde de hoy, aproximadamente a las 18, personal policial de la Sección Ecológica recibió varias llamadas, donde se informaba la presencia de una serpiente conocida como «curiyú» o anaconda amarilla en las orillas de las instalaciones del club Regatas.

Si bien el operativo que llevaron adelante los agentes fue exitoso, el seguimiento de la serpiente comenzó un mes atrás, cuando una guardafauna avistó por primera vez al animal en inmediaciones del club.

Conclusión le consultó al jefe de la Sección Ecológica, Daniel Ojeda Medina, sobre la tarea de rescate que llevaron adelante para contener al animal y emprender el traslado de la misma hacia la granja La Esmeralda, donde un veterinario especializado constatará las condiciones de la serpiente para luego liberarla donde corresponda.

Ojeda contó que la tarea de investigación para dar con la anaconda «se originó hace un aproximadamente un mes atrás cuando nos llegó un llamado de la guardafauna honorifica, Clarita Mitchel, que nos avisa que en el club Regatas se había avistado una anaconda amarilla».

«Es un animal que está en peligro de extinción. No es habitual encontrarla en esta zona, ya que habita en el norte de Brasil, Paraguay, Bolivia, zonas más cálidas. En el año 1995 fue el último ejemplar que encontraron a orillas del Paraná, se la decomisaron a cazadores», argumentó el responsable del operativo rescate.

En relación al primer intento de encontrarse con la «curiyú», el efectivo policial recordó: «Este animal se había puesto a tomar sol al borde del club. En ese tiempo se organizó un operativo que fracaso, ya que el animal nos vio llegar de lejos y se perdió entre las rocas».

Con respecto al operativo exitoso de la tarde, Ojeda dijo que «hoy ingresaron varias llamadas donde nos decían que habían visto el animal. Esta vez, ya conociendo la zona, se organizó un operativo para llegar hasta el borde sin ser visto por el animal y se logró atraparla».

El jefe de la Sección Ecológica concluyó: «Tengamos en cuenta que es un animal. Tener la posibilidad de salvar una anaconda amarilla en Rosario, no tiene precedentes».