Aurora, una niña australiana de tres años, desapareció el pasado viernes sobre las tres de la tarde. La pequeña se alejó de su casa y se adentró en un bosque en Queensland, en el noreste de Australia. Max, el perro de la familia, la siguió y permaneció con ella hasta que la encontraron, 16 horas más tarde. Fue la mascota, precisamente, la que acabó por guiar a los agentes y a los familiares hasta la menor, según ha informado ABC News. La policía australiana ha declarado al animal, que tiene 17 años, «perro de la policía honorario». Además de tener una edad avanzada para un can, ya que viven una media de entre 10 y 13 años, Max es sordo y tiene una discapacidad visual.

“Supe que era ella”

El viernes, tras la desaparición, varios voluntarios buscaron a Aurora sin éxito. En la madrugada del sábado, más de 100 personas reanudaron la búsqueda junto a la policía. Algunos voluntarios oyeron chillidos que provenían de la cima de una montaña. «Cuando escuché los gritos supe que era ella», contó su abuela, Leisa Bennett, a ABC.
La policía y los voluntarios siguieron esta pista y encontraron a Max. Después, el perro les llevó hasta Aurora. «Subí a la montaña y cuando llegué a la cima el perro se me acercó y me condujo directamente hacia ella. El reencuentro fue emotivo, con muchas lágrimas», explicó Leisa. En ese momento, sobre las ocho de la mañana, la niña «estaba un poco abrumada por las lágrimas», pero su abuela le explicó que lloraba de felicidad. «Pudo haber sido de 100 formas diferentes, pero ella está aquí, está viva, está bien y es un gran resultado para nuestra familia», dijo finalmente la abuela.