Investigadores aventuraron una respuesta, que consiste en el impacto que los olores corporales tienen en estos insectos. 

Los mosquitos, insectos hematófagos -porque se alimentan de sangre-, detectan y se aproximan a objetos cuya temperatura corresponde a la de un vertebrado de sangre caliente, pero hasta el momento no se conocía sobre sus preferencias para situarse en determinados sectores del cuerpo humano.

Cabe destacar que en presencia de un grupo de personas, los mosquitos eligen a las víctimas que les parecen más apetitosas. La discriminación tiene lugar según el olor corporal, relacionado con las colonias de microrganismos que convierten el sudor en ácidos orgánicos volátiles como el láctico. Una vez que se encuentran a un palmo de distancia de su presa, sus sensores térmicos de corto alcance y el olor corporal comienzan a funcionar, allanando el camino hacia el trozo de piel que se les antoje más sabroso.

De ahí se deduce que el olor a ácido láctico emanado de los pies, diferente en cada individuo, realmente los atrae y esto explica por qué los tobillos son una zona de alta preferencia para los mosquitos.

Por los tobillos suben las emanaciones de los pies, en cuya zona plantar se concentran 250.000 glándulas sudoríparas, una cantidad que supera a la de cualquier otra parte de nuestro cuerpo. Esto explica los motivos por los que, atraídos por estos olores -favorables con la temperatura corporal de esta región del cuerpo, propia de seres de sangre caliente-, los mosquitos sienten una debilidad por los tobillos.