La asociación World Animal Protection muestra cómo unos cazadores furtivos sacan a un perezoso de su hábitat natural para venderlo como divertimento para turistas en la Amazonia peruana.

En las imágenes se ve a unos madereros sin licencia cortar un árbol a hachazos para hacer caer al animal desde una altura de unos 30 metros y después meterlo en un saco. Sin importar el bienestar de los perezosos, los furtivos los terminan vendiendo al mejor postor, en muchas ocasiones empresas turísticas.

El turismo en zonas de selva fomenta el conocimiento de la naturaleza y favorece la inversión, pero World Animal Protection advierte de que a veces también promueve una explotación negativa de la fauna salvaje.

Muchos animales terminan siendo ofrecidos a los turistas para tomarse fotografías. Pero esto puede provocarles un gran estrés psicológico.

Tras analizar publicaciones de este tipo en las redes sociales, World Animal Protection concluyó que en el 70% de los selfies con perezosos en Instagram las personas están abrazándolos o sujetándolos, normalmente de forma inapropiada, y utilizándolos como un accesorio más para la foto. Los turistas, sin conocer la crueldad de la que están siendo cómplices, posan felices y disfrutan de la compañía de este animal salvaje.

Pese a que en Perú es ilegal el comercio con criaturas salvajes y su explotación para fines comerciales, World Animal Protection ha denunciado que estas leyes no son suficientes para acabar con esta práctica.