Idra, Atze y Barolina, una monita carayá y dos osos pardos, serán los protagonistas de los próximos traslados que tiene previsto el Ecoparque de Buenos Aires, que busca «conservar la biodiversidad, el bienestar y la promoción de la educación animal».

Mientras Idra, una mona carayá de seis años, espera su inminente traslado a la Reserva Experimental de Flora y Fauna de Horco Molle, en Tucumán, “se la entrena para que ingrese con el menor estrés posible”, señaló a Télam Florencia Presa, encargada de comportamiento animal del Ecoparque.

«Ese tipo de entrenamiento se realiza en casi todos los animales para que en caso de tener que llevarlos a algún control estén preparados, pero se profundiza en aquellos que tienen un traslado confirmado», agregó.

Es el caso de Atze y Barolina, dos ejemplares de oso pardo de 24 años que serán trasladados en los próximos meses a The Wild Animal Santuary, en Colorado, Estados Unidos, por lo que “todos los días” son entrenados por un grupo de médicos y cuidadores del departamento de Bienestar animal del Ecoparque.

Esas tareas, consisten en llamar la atención del animal con un “target”, que es una “extensión de la mano” con una pelota amarilla en la punta. Cuando el ejemplar coloca su hocico en esa punta, el cuidador hace sonar un silbato para advertirle que hizo lo correcto y le da un premio, que en este caso fueron trozos de manzana.

Los especialistas del Ecoparque remarcaron que en los últimos años «se vive un cambio de paradigma en cuanto a la forma de tratar de los animales», ya que “antes se los dormía para los traslados o algunos tratamientos médicos y eso les provocaba mucha tensión, sobre todo a los más viejos”.

A casi dos años de la intervención del ex Zoológico de Buenos Aires, aún deben trasladarse unos 500 animales de los 1.300 que originariamente habitaban el predio.

Asimismo, unos 300 animales permanecerán en el Ecoparque porque “son de fauna autóctona, por su edad o porque no están en condiciones de salud para ser trasladados”, señaló la experta.

Por su parte, el ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad, Eduardo Macchiavelli, precisó que ese «proceso de transformación» del ex zoo busca “privilegiar el bienestar de los animales, tratando de replicar sus hábitats naturales y corrernos del modelo de espacio cerrado, que es angustiante”.