El aspecto y la evolución de muchos animales que habitaron la Tierra hace millones de años aún están rodeados de misterios. Entre los rasgos biológicos más complejos de estudiar, según los científicos, están las plumas. Los fósiles analizados hasta tiempos recientes de los pterosaurios, los primeros vertebrados voladores conocidos, no han permitido ir más allá de establecer con seguridad que tenían pelo de algún tipo. Un nuevo estudio asegura ahora haber encontrado en el cuerpo de dos ejemplares de estos reptiles distintas estructuras con las características de verdaderas plumas, similares a las de algunos dinosaurios y pájaros actuales. Sin embargo, esta comparación todavía es objeto de un debate abierto en la comunidad científica.

El equipo internacional responsable de la investigación, publicada en Nature Ecology & Evolution, analizó restos en buen estado de conservación de dos pterosaurios anurognathidae (uno de los subgrupos de este vertebrado volador). Ambos ejemplares vivieron hace unos 160 millones de años y sus restos fósiles se han hallado en China. A través de técnicas de representación microscópica y espectroscópica, los autores identificaron en la piel de los pterosaurios cuatro tipos de estructuras filamentosas cuyo nombre técnico es picnofibras. Tres de ellas, afirman en el artículo, tenían ramificaciones, una de las características típicas de las plumas.

El primer tipo de filamento, sin bifurcaciones, estaba presente en distintas partes del cuerpo de ambos ejemplares. El segundo y el tercer tipo, que sí tenían ramificaciones, se encontraron en algunos puntos de un solo pterosaurio. El cuarto tipo, también con derivaciones, se halló en las alas de los dos reptiles. En las células de algunos filamentos se observó también la presencia de melanina, el pigmento responsable de producir el color de pelo, piel y plumas en muchos seres vivos. Este elemento es una prueba más de que también los pterosaurios tenían plumaje, según sostiene el artículo.

Los autores plantean la hipótesis de que estas estructuras pudieran tener funciones como garantizar a esos reptiles voladores aislamiento térmico y sensibilidad táctil, camuflarse o señalarse y mejorar su aerodinámica. “Sabemos que las plumas aparecieron mucho antes que los pájaros, como aislantes térmicos”, detalla Benton. “Pero desconocíamos que probablemente se trataba de estructuras compartidas por todos los dinosaurios y los pterosaurios [ambos tipos de vertebrados incluidos, según una categoría definida por él mismo, en el grupo común de los avemetatarsalia]”.

Los resultados de esta investigación, mantiene el paleontólogo británico, apuntan a que el origen de las plumas podría remontarse a 250 millones de años, no a 170 millones, como se consideraba anteriormente.

A falta de pruebas que den credibilidad a esta segunda posibilidad, la hipótesis más plausible sería que las plumas se hayan desarrollado a partir de un origen común y luego se suprimieran en algunos grupos de dinosaurios, concluye el investigador de la Universidad de Bristol.