En Europa, en torno a un 26% de la población tiene alergia a los gatos, según un estudio publicado en la revista de la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI). Y la culpa de que algunas personas no puedan dejar de estornudar cuando están cerca de un felino la tiene una proteína llamada Fel D1, que se segrega principalmente a través de la piel del animal y también está presente en su saliva, su orina, sus glándulas sebáceas y sudoríparas, y en su fluido lagrimal.

Hasta ahora, lo más efectivo para evitar los molestos síntomas de la alergia —que puede producir rinitis y asma— es no convivir con un gato, como explicó a BUENAVIDA el jefe del servicio de alergología del Hospital Universitario de Salamanca y líder de este estudio, el doctor Ignacio Dávila. Pero esto no siempre es posible: a veces, las molestias aparecen cuando llevamos ya un tiempo compartiendo nuestro hogar con un felino. Para estos casos, pronto podría haber buenas noticias: la compañía sueca, HypoPet está desarrollando una vacuna para acabar con la alergia a estos animales.

La investigación, que se publicó el pasado mes de abril en el Journal of Allergy and Clinical Immunology, ha revelado que al inyectar a los gatos una vacuna con anticuerpos es posible neutralizar la proteína que produce la alergia. Además, ninguno de los 54 gatos que participaron en los cuatro experimentos mostró ninguna reacción de toxicidad al tratamiento.

Ahora, dicen desde la empresa, solo faltaría pasar por los trámites de regulación de la Unión Europea para poder llevar el producto al mercado. Mientras tanto, para minimizar los síntomas de la alergia, solo podemos seguir los consejos que aportó Dávila a BUENAVIDA:

– Aunque el gato odie el agua, lavarlo con regularidad para eliminar la partícula de su pelo.

– Evitar que el gato colonice el dormitorio.

– Usar purificadores de aire con filtros HEPA como una medida efectiva para disminuir la exposición al epitelio animal y pase la aspiradora regularmente.

– Utilizar almohadas, fundas, sábanas, edredones y colchones con un tamaño medio de poro para que no se conviertan en depósitos de las partículas del gato.

– Probar las lociones tópicas que encapsulan los alérgenos (bajo recomendación de un especialista).

– Visitar al alergólogo, ya que hay tratamientos que reducen los síntomas —como antihistamínicos, corticoides nasales o inhalados y broncodilatadores— y también otros de inmunoterapia específica dirigida a reducir la sintomatología más a largo plazo y producir tolerancia al animal.