Por Enrique Genovar

La ilusión del hincha canalla en este comienzo del 2018, en la previa al inicio de la segunda parte de la Superliga, tiene una justificación: el gran fin de año que tuvo Central en 2017, cosechando nueve de nueve, ganándole a Boca y quedándose con el clásico.

De más está decir que quien más jugo le sacó a esa seguidilla de triunfos y de alegrías fue Leonardo Fernández, el flamante DT canalla que hoy ante Independiente tendrá su primer escollo ya con el buzo definitivamente puesto.

Deberá salir a escena con los mismos actores del año pasado, cosa que no termina de convencer del todo al DT (ya que debió desprenderse de varios jugadores), pero el equipo que se plantará hoy en el césped del Libertadores de América no dista mucho de aquel que en la cabeza del entrenador figura como el ideal para intentar encarrilar el camino auriazul por la Superliga, que tuvo un arranque flojo de papeles de la mano de Montero.

Sin Ortigoza ni Camacho, la generación de fútbol estará volcada en la habilidad de Federico Carrizo, esta vez atado a la banda derecha debido al adelantamiento de Fernández por el sector izquierdo. La otra arma de ataque será la pegada del Colo Gil, que por supuesto tendrá la mira enfocada en Ruben y Zampedri.

A partir de hoy se empezará a ver para qué está el Central modelo Leo Fernández. Inmediatamente después de este partido, se vendrán unos días de descanso y luego otro cotejo para demostrar. La idea es rellenar el colchón de puntos para clasificar a alguna competición internacional en 2019, por lo que toda unidad que se pueda sumar será bienvenida.

Por ahora los cañones apuntan al torneo local. Ya habrá tiempo para enfocarse en cuestiones de Copa Argentina o Copa Sudamericana. Pero antes Central necesita afianzarse y reconocerse como el equipo que supo ser en el cierre del año pasado. Si podrá o no, depende de sí mismo…