Por Santiago Fraga

Tras un primer tiempo correcto, Newell’s Old Boys bajó totalmente su rendimiento en la segunda mitad y cayó justamente derrotado por 2 a 0 frente a Defensa y Justicia, estirando la racha negativa como visitante que Fernando Gamboa todavía no es capaz de romper.

Sin sobrarle nada, el Halcón no sufrió demasiados sobresaltos frente a un equipo cuya principal falencia radica en las limitaciones de varios de sus futbolistas y en los espacios que deja en defensa, vulnerable desde la zona media hasta el área propia.

La baja de Julián Fernández en la primera fecha es hasta ahora la más sensible para un Newell’s que hoy salió a la cancha sin ninguno de sus referentes (Pablo Pérez y Maxi Rodríguez lesionados, Ignacio Scocco y Fernando Belluschi en el banco de suplentes) y con incorporaciones y juveniles que no terminan de estar a la altura de las exigencias (flojas) de la primera división argentina.

Es que ni Juan Sforza -por sus características que lo hacen ser un centrocampista para jugar más suelto que de 5- ni Mateo Maccari -exceso de foules generados a raíz de su mal posicionamiento- pueden suplir ese puesto clave en la faceta defensiva, dejando una puerta abierta que conecta directamente con los espacios que quedan a las espaldas de los laterales y cargan de una enorme vulnerabilidad a la zaga central leprosa.

En este partido, los dos goles de Defensa y Justicia llegaron desde un lateral en la misma zona de la cancha. En el primero, Hugo Silva apuntó su saque directamente al punto medio entre lateral izquierdo (Franco Negri), defensor central (Facundo Mansilla) y mediocampista (Jerónimo Cacciabue), consiguiendo que una pelota disputada entre tres jugadores de Newell’s contra uno del rival termine cayendo redonda en los pies de otro jugador de Defensa.

En el segundo, Silva sacó a la zona media defensiva de la cancha leprosa, donde Newell’s dejó a dos jugadores rivales en completa libertad, a raíz de que Maccari toma quizás erróneamente una marca que debería haber sido de Mansilla (o, en todo caso, Cacciabue o Castro tendrían que haber ido a ocupar ese espacio liberado), lo que fue aprovechado por Defensa en pocos movimientos.

Por el otro lado, en ofensiva la Lepra padeció a un Pablo Sabbag que no tuvo el mejor desempeño (recordando a otros nueves del estilo de Víctor Aquino, por su físico, su precisión y sus movimientos) y a dos extremos que tampoco estuvieron aceitados a la hora de dotar de ocasiones a su referencia de ataque (Comba tiene despliegue físico pero le falta orden y Giani combina muy buenos partidos con otros flojos, como este).

La única nota positiva, muy positiva, sigue siendo Nicolás Castro, quien parece ser un oasis en el desierto de ideas y ejecuciones que es el equipo leproso. Jugando a su ritmo, pausado, partido a partido demuestra tener una visión y una calidad técnica como hace mucho no se veía en un juvenil leproso.

Capaz de desplegar jugadas lujosas solamente pisando la pelota, atreviéndose a tirar un caño o un taco o con sus buenas pelotas filtradas para la subida de los laterales es el único capaz de generar peligro en el tercio final de la cancha. El único capaz de brindar un poco de sorpresa a un equipo tácticamente estructurado.

Por otra parte, sigue siendo auspicioso también el rendimiento de Ignacio Scocco cuando cuenta con otro compañero que pueda servir de referencia en el área rival. Tanto en este encuentro con Sabbag como en el pasado con Cristaldo fue capaz de dejar mano a mano a su colega en ambos encuentros, parándose desde un lugar más retrasado.

Como contraposición, cuando le toca jugar como única referencia de área, sin otros compañeros que puedan adoptar la posición de centrodelantero, generalmente termina por no poder acomodarse correctamente y padeciendo la marca de los centrales rivales.

Con todo este panorama, y pensando en las nulas opciones que suele haber en el banco de suplentes, en partidos como este es difícil pensar en hasta qué punto se le puede caer a Gamboa, quien con esta derrota todavía no puede conseguir un triunfo como visitante. A su equipo le cuesta imprimir de visitante la misma intensidad y presión alta sostenida que muestra en los partidos de local, y no parece tampoco sentirse cómodo en canchas pequeñas, como lo son tres de las cuatro que tuvo que visitar este torneo (Argentinos Juniors, Patronato y Defensa hoy).