Estefanía Banini es la única futbolista argentina de la historia elegida en el once ideal de FIFA en los premios The Best, en la temporada 2020-2021, y muchas veces se refieren a ella como la «Messi» de la Selección femenina, una comparación que no suma demasiado para entender los recorridos muy diferentes entre el fútbol femenino y el masculino que en Qatar 2022 logró su tercer campeonato mundial.

«Nosotras estamos empezando nuestro proceso, lejos del masculino. Vamos a hacer otra historia, pero me encanta ver que la gente se ilusione porque nosotras vamos a dejar el alma en cada partido», afirmó Banini.

En el momento que fue premiada por la FIFA, la mendocina estaba apartada de la Selección por reclamar cambios y mejoras para el equipo que conducía Carlos Borrello.

Las críticas públicas -junto con otras compañeras- después del Mundial de Francia 2019 hicieron que la número 10, una de las talentosas del plantel, se alejara del equipo hasta el llamado de Germán Portanova y la vuelta oficial a la Selección el 28 de marzo de 2022.

En el medio hubo una artroscopia en la rodilla derecha con una buena rehabilitación para retornar a su mejor nivel en el Atlético de Madrid.

Hoy, la enganche -que empezó a jugar a los 7 años al futsal en el equipo de varones de Cementista de Mendoza- utiliza el número 22 en la espalda y se prepara para jugar su segundo Mundial (¿y el último?) a los 33 años.

«Siendo realistas, no estamos al nivel de las potencias, pero si hay algo que tiene esta Selección es que les sabe competir. Un gran sueño sería pasar la primera fase ya que Argentina nunca ganó un partido en un Mundial. Nuestro camino es seguir creciendo y dejar allanado el camino para las chicas que vengan», aseguró Banini, que ya hizo el curso de entrenadora en España y quiere seguir ligada al fútbol desde otro lado cuando deje de jugar.

Estefanía llegó al fútbol de 11 recién a los 16 años en Las Pumas, también de su ciudad natal en Mendoza. Cuando era chica, sufrió discriminación aunque no era muy consciente. «Tuve que demostrar que yo podía, porque era la única mujer, me dejaban afuera de torneos por el simple hecho de ser mujer. No me interesaba practicar los otros deportes que me ofrecían, yo sólo quería jugar al fútbol y no era muy consciente de esa discriminación», recordó.

Colo-Colo de Chile fue el primer club en el que Banini jugó profesionalmente: arribó en 2011, demostró su capacidad en la Copa América de Ecuador 2010 con solo 20 años, y se quedó hasta 2014. En el equipo chileno consiguió ocho títulos locales y la Copa Libertadores en 2012.

Luego dio otro salto fundamental en su carrera y se fue a jugar a Washington Spirit, de la liga de Estados Unidos, la mejor del mundo en ese momento. En 2016, su equipo fue subcampeón con una temporada sobresaliente de la argentina.

Su salto a Europa se dio en la temporada 2016/17 en el Valencia de España, donde jugó 21 partidos y marcó cuatro goles. A pesar de su buen desempeño, al equipo no le alcanzó para llegar a la final de la Copa de la Reina, tras una caída en semifinales contra el Barcelona.

Por unos meses volvió al Washington Spirit y en 2018 y 2019 jugó a préstamo para el Levante. En 2020/21 (cuando la competencia se reanudó tras la pandemia de coronavirus) fue capitana del equipo y jugó 27 de los 34 partidos de la liga. Su equipo quedó en tercera posición, lo que le dio la llave para jugar la Liga de Campeones.

Desde 2021, Banini juega en el Atlético de Madrid. Con su actual club -renovó contrato hasta 2024- viene de ganar la Copa de la Reina con total protagonismo: la mendocina convirtió un inolvidable gol de tiro libre para llevar la final ante Real Madrid a tiempo suplementario. Ahora, Estefanía tiene sus gambetas puestas a disposición de la Selección.

«Estamos empezando en el camino de ser profesionales y vamos a intentar achicar esa brecha con los equipos que nos llevan mucha ventaja. Queremos que la Selección argentina tenga una identidad, más allá de los resultados con que podamos a llegar a encontrarnos. Queremos que siga este trabajo a largo plazo para que, en un futuro, Argentina sea una potencia. Ese es nuestro objetivo», reflexionó.