Boca Juniors concretó hoy su última práctica en Río de Janeiro en la recta final de la puesta a punto para la final de la Copa Libertadores de América que jugará mañana ante Fluminense, en el mítico estadio Maracaná. Además, los hinchas se convocaron en la playa para realizar un Banderazo.

El entrenamiento de los «Xeneizes» a poco más de 24 horas de la final se llevó a cabo en el predio Moacyr Barbosa, del Vasco da Gama, otro de los clubes importantes de Río, y hubo varias novedades, la saliente que el DT Jorge Almirón ensayó con el equipo que saltará a la cancha este sábado desde las 17.

Es decir que Boca saldrá a buscar su ansiada séptima Libertadores con Sergio «Chiquito» Romero; Luis Advíncula, Nicolás Figal, Nicolás Valentini y Frank Fabra; Cristian Medina, Guillermo «Pol» Fernández, Ezequiel «Equi» Fernández y Valentín Barco; Miguel Merentiel y Edinson Cavani.

Almirón repetirá 10 jugadores del equipo que en semifinales eliminó a Palmeiras con la salvedad de que no estará el capitán Marcos Rojo, quien fue expulsado en la semifinal y dejará su lugar a Valentini, el zurdo nacido en el partido bonaerense de Junín hace 22 años y una de las grandes esperanzas de Boca.

Durante la práctica Almirón insistió con ejercicios a un toque y luego definición, con otra novedad importante que fue la presencia de Darío «Pipa» Benedetto, totalmente recuperado de una contractura en el aductor izquierdo.

Otro de los jugadores que estaba «tocado» físicamente, el juvenil Valentín «Colo» Barco, completó su segundo día consecutivo de entrenamientos al mismo ritmo que sus compañeros y también se mostró distendido y hasta se entretuvo tirando rabonas y haciendo jueguitos con la pelota, consciente de que las cámaras lo enfocaban seguido porque genera mucho interés entre los brasileños.

Luego del último ensayo el plantel «Xeneize» regresó a su hospedaje en el Hotel Hilton Barra, ubicado en la zona residencial de Barra de Tijuca a sólo cuatro kilómetros del campo de entrenamiento del Vasco.

La actividad de Boca continuará alrededor de las 18, cuando el plantel realizará el reconocimiento del campo de juego del Maracaná, tras lo cual hablará en conferencia de prensa Almirón y un futbolista del plantel que podría ser el uruguayo Edinson Cavani, el jugador de mayor jerarquía del plantel y el más temido por el «Flu».

Boca jugará la final de la Libertadores 2023 este sábado en el Maracaná, con el arbitraje del colombiano Wilmar Roldan, mientras que en el VAR estará a cargo del chileno Juan Lara.

Boca obtuvo la Copa Libertadores en seis ocasiones, la última en la edición de 2007, mientras que Fluminense nunca alzó el trofeo más importante de Sudamérica a nivel de clubes.

En clima de fiesta futbolera y a la vez de alta tensión por una nueva represión policial, miles de hinchas de Boca Juniors colmaron durante la mañana y el mediodía un sector de la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, en una movilización sin precedentes a la «Ciudad Maravillosa» de cara a la final de mañana ante Fluminense en el estadio Maracaná en busca de la séptima Copa Libertadores.

«Boca es una fiesta y tenemos que defender esto que está pasando acá. Anoche nos sacaron con gases lacrimógenos», dijo Gabriel Granato, que llegó desde Salta y para mantenerse en Rio de Janeiro vende -por 30 reales- gorras de Boca Juniors fabricadas en el polo textil de la ciudad de Curitiba, en el estadio brasileño de Paraná.

Después de la noche de terror del jueves, tras una emboscada de parte de la hinchada organizada Young Flu y la represión de la Policía militarizada de Río de Janeiro, los hinchas de Boca llegaron en forma masiva a Copacabana, cuyas arenas están custodiadas por agentes en cuatriciclos que vigilan la orilla.

En el otro punto de la ciudad, en la zona norte, ómnibus con miembros de la barra brava de Boca llegaron a un bar en el barrio de Sao Januario, en la zona norte de Río, en las inmediaciones de la hinchada del Vasco da Gama.

Los hinchas en Copacabana estaban en alerta ante una nueva invasión de los hinchas de Fluminense como ocurrió el jueves en la Fanzone que la Conmebol montó en la arena y que fue cerrada por cuestiones de seguridad.

A medida que avanzan las horas, los hinchas de Fluminense también están poblando parte de Copacabana, siendo que son locales.

Parte de la hinchada de Boca está parando en los bares de playa llamado ‘quiosques’ en el entorno del bar Buenos Aires, que está decorado con una fotografía de Lionel Messi levantando la Copa del Mundo en Qatar 2022.

La preparación del banderazo mezclaba mate, fernet y caipirinhas artesanales vendidas por voluntarios brasileños de Flamengo y Vasco da Gama que se sumaron a ‘torcer’ contra el Fluminense.

Unos 50.000 hinchas de Fluminense de otros puntos del país están llegando, pero siempre teniendo en cuenta que los equipos más populares de Río son Flamengo y Vasco.

«Boca le demostró a Fluminense que su gente pudo ser local en Brasil, en su propia ciudad y este tipo de cosas no cayeron bien en la rivalidad», dijo a Télam José Fernándes Galo, hincha de Flamengo que contó el por qué de la bronca de los tricolores con la presencia masiva de Boca.

El volante André, de Fluminense, habló este viernes en conferencia de prensa en el hotel donde concentra el Flu, calificó de «triste» el episodio de violencia y dijo que Boca se esforzará el doble para no sentirse visitante en Río.

El Gobierno de Río de Janeiro dispuso 7.400 policías en la ciudad para participar el fin de semana de la operación para el partido, aunque se encuentra bajo revisión el plan de llegada de los hinchas al estadio.

Tampoco se aseguró una pantalla gigante para los hinchas de Boca en el Sambódromo, como una forma de descomprimir durante la hora del partido a la playa de Copacabana, donde los redoblantes y el bombo y las camisetas azules y amarillas dominaron toda la jornada a la espera del banderazo por la Séptima.