Boca y River se preparan para el gran partido de mañana, que será la revancha por la semifinal de la Copa Libertadores que encuentra a los millonarios arriba por dos goles y con posibilidades concretas de avanzar a la definición del certamen continental.

El entrenador xeneize Gustavo Alfaro sabe que deberá revertir la situación, aunque sorprendió al formar un equipo sin dos experimentados como Carlos Tevez y Ramón Ábila, quienes todavía no están descartados para jugar de arranque.

Es que en la práctica de ayer alineó a un once compuesto por: Esteban Andrada; Julio Buffarini, Lisandro López, Carlos Izquierdoz y Emmanuel Mas; Eduardo Salvio, Iván Marcone, Agustín Almendra y Alexis Mac Allister; Mauro Zárate y Jan Hurtado.

Tevez y Ábila esperan recuperarse de sus molestias para estar el martes en La Bombonera al 100 por ciento, tal como lo exige la ocasión, ya que Boca deberá hacer un partido perfecto, no recibir más goles en contra y ser más preciso en los últimos metros.

Por el lado de River, el experimentado capitán Leonardo Ponzio se sumó a la lista de concentrados, por lo que tendrá la chance de estar en el banco de suplentes. «Este River, si uno lo ve de frente, te asusta», declaró en la previa al duelo copero.

Los regresos de Ponzio y del mediocampista colombiano Juan Fernando Quintero, ambos recuperados de sus lesiones, le permiten al entrenador Marcelo Gallardo disponer de la totalidad del plantel para defender el resultado conseguido en el Monumental.

Ninguno de los dos jugadores, sin embargo, será de la partida ya que de no mediar inconvenientes o cambio de planes por parte del director técnico, especialista en el sistema de eliminaciones, el equipo titular será el mismo que logró la victoria en la ida.

El ganador de estas semis jugará la final de la Copa Libertadores en partido único ante el ganador del cruce entre los brasileños Flamengo e Inter, que igualaron 1 a 1 en la ida que se disputó a principios de mes en la ciudad de Porto Alegre.

La final está programada para el sábado 23 de noviembre en el estadio Nacional de Santiago de Chile, aunque la Conmebol avisó que revisará la designación de la sede debido a los disturbios sociales registrados en la capital trasandina.

Gallardo confirmó el once