Por Fabrizio Turturici

Central cumplió con el trámite y nada más. De local y contra un Banfield diezmado por las bajas, el equipo del Kily González logró una necesaria victoria de 3 a 1 para no bajarse de la pelea por la clasificación a la próxima instancia de la Copa de la Liga. Más allá del resultado favorable, las ideas y el buen funcionamiento volvieron a brillar por su ausencia.

Ávido de los tres puntos en su cancha y contra las juveniles banfileñas, el Canalla optó por salir a jugar con una línea de cinco defensores y doble cinco que no dieron sus frutos, ya que fue sorprendido tempranamente por el gol del chico Julián Eseiza, lo que lo obligó a ser un poco más ambicioso en su búsqueda y modificar el plan de juego.

La vuelta al gol del capitán Marco Ruben para el empate en el primer tiempo fue uno de los puntos más altos a destacar durante la tarde de Arroyito, que en la segunda parte sumó los festejos de Lucas Gamba y Joaquín Laso para liquidar las cosas, cuando los juveniles del Taladro se partieron al medio y se cayeron físicamente dando amplias ventajas.

Lo concreto es que el Kily ganó un poco de aire para seguir en el cargo, más allá de todos los análisis sobre su gestión que puedan hacer las distintas partes. En este contexto, se perfila para ser el encargado de dirigir a Central en sus próximos dos grandes desafíos, que serán el clásico contra Newell’s y el comienzo de la Copa Sudamericana.

Están quienes dirán -y con bastante razón- que todavía no logró un triunfo importante en nueve meses de trabajo con el buzo auriazul, ya que solo pudo superar a rivales de menor jerarquía, pero en el fútbol argentino cualquiera le gana a cualquiera y justo ahora, hacia el final de la recta, llegan esos partidos importantes. ¿Estará preparado el Kily?