El equipo canalla jugó un primer tiempo chato donde resaltaron las imprecisiones en el fondo y escasearon las situaciones ofensivas en el arco contrario. En este sentido, tuvo suerte de que su rival no haya estado fino de cara a la definición contra Ledesma, y se lamentó por no haber aprovechado las pocas ocasiones que se le aparecieron en ese lapso del encuentro.

En cuanto a la defensa, la línea de cinco no funcionó de manera aceitada ya que muchas veces lo complicaron por las puntas en el retroceso, por el buen trabajo de Villa y Zárate por las bandas xeneizes. El mediocampo auriazul no estuvo firme en la lucha y cometió demasiadas infracciones que, combinadas a los tiros de esquina, fueron el principal peligro de Boca.

En la segunda parte la historia, la tónica del cotejo no cambió para nada. El Canalla se retrasó aún más en el campo de juego y aguantó, con dientes apretados y también una cuota de fortuna, para acabar empatando sin goles en un desarrollo donde se merecía estar abajo. Los penales fueron ejecutados de buena manera, pero Andrada logró contener el de Rinaudo.

De esta manera, Central se vuelve con las manos vacías de Mendoza, esa misma ciudad donde se había coronado hace algunos meses de la mano del Patón Bauza. Luego de un semestre para el olvido y pasada la eferversencia por el título, el club de Arroyito deberá empezar de cero y enfocarse en su principal misión que será salvarse del descenso del año próximo.