En el fútbol se gana y se pierde, pero siempre queda la posibilidad de la revancha. Sin embargo, hay otro juego, en donde el desquite, la vuelta para la segunda o tercera oportunidad, no es posible: es el juego de la muerte. La derrota en ese juego es más amarga cuando los que se enfrentan a ese irremisible adversario lo hacen de manera antinatural, prematuramente, cuando aún tenían mucho para dar.

Es lo que sucedió con estos jóvenes, y no tan jóvenes, que murieron en el fatal accidente aéreo. No tendrán revancha. Muchos sueños quedaron entre los hierros de la aeronave, mucha vida por vivir y muchos corazones sobrecogidos que lloran hoy estas pérdidas.

Central sale hoy con luto en su vestimenta y en su corazón, en el partido donde enfrentará a Belgrano por una de las semifinales de Copa Argentina. Seguramente habrá minuto de silencio en el estadio Antonio Romero. Un buen y genuino homenaje porque el fútbol llora… Y no sólo el fútbol, claro.