Central no supo reinventarse y sumó su segunda derrota consecutiva, esta vez por 0-1 ante Defensa y Justicia, en un partido donde parece haberse desviado del camino del orden defensivo y progreso ofensivo que habían caracterizado su arranque de Superliga. El único gol de la noche fue marcado por el rosarino Lisandro Martínez en la segunda parte.

En cancha se cruzaron dos equipos con intenciones de jugar por abajo, aunque con distintas orientaciones futbolísticas: la verticalidad canalla chocó contra la horizontalidad del Halcón y, en dicha trama, ninguno pudo imponer su historia por falta de argumentos. El primero, carente de sorpresas; el segundo, tan pausado como inofensivo.

El elenco de Bauza buscó manejar los hilos del partido, pero su rival fue dueño de los tiempos. El juego se ralentizó al punto de que hubo una sola llegada sobre el cierre del primer tiempo, donde Ledesma salvó a su equipo.

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Con lentas transiciones pero una elevada presión en la mitad de la cancha, Defensa impuso las condiciones desactivando el circuito de Ortigoza por el medio, mientras que las bandas -con Carrizo y Camacho- volvieron a defraudar. La lesión de Cabezas obligó el ingreso de Miguel Barbieri antes del vestuario del entretiempo.

El objetivo en el complemento seguía siendo poder ejecutar el contrapressing con salidas laterales, donde las posibilidades de peligro aumentarían pasando la línea del medio y atacando a una descompensada defensa. Pero los problemas de elaboración persistieron y los cambios eran indispensables para cambiar el resultado.

Además de estancar su progreso ofensivo, el conjunto de Arroyito profundizó sus desajustes en la última línea, ante un doble cinco que tampoco ofrecía resistencia. En este contexto, los de Becaccece estuvieron cerca de abrir la cuenta en acciones aisladas. La entrada de Lioi por Carrizo, hasta entonces, no brindaba variantes.

En la desprolijidad del epílogo, ya con Maxi Lovera, Central se encontró ahogado por un equipo superior que aprovechaba la larga distancia de sus líneas. A los 28 minutos, Lisandro Martínez terminó facturando tras un centro que no alcanzó a despejar el arquero canalla para el 1-0. La rebeldía y el cambio de actitud de los últimos diez minutos no fueron suficientes para quebrar a un justo ganador.

El resultado evidencia mucho más que una derrota. Central no venía jugando bien y deberá reinventarse con algunas modificaciones. Es difícil creer que pueda funcionar sin sangre joven por las bandas y con dos tanques arriba que se chocan sin generar una mínima señal de juego asociado.