Por Pablo Bloise

De aquel gol del Chelito Delgado a Godoy Cruz en el comienzo del torneo, al último tanto de Giovani Lo Celso ante Belgrano. Inicio y fin de un 2016 que terminó siendo para el olvido. Con los nombres, condiciones y convicciones para ganar alguna de las tres competencias que jugó, no alcanzó. Central terminó redondeando un año muy malo desde lo futbolístico y, por supuesto, eso se vio reflejado en los resultados.

El porrazo mayor fue el de Medellín. Coudet descuidó el torneo local, en el que no había tenido un mal arranque, y se la jugó por la Copa Libertadores. No estaba mal pensado, estuvo a escasos segundos de eliminar a quien luego se consagraría campeón del certamen. Pero algo falló. Y ese golpe no fue fácil de asimilar.

Cuando intentó levantarse luego de caer en Colombia y quiso mirar para el lado del torneo local, ya era tarde. La punta quedaba lejos y el nivel no era el mejor. El bajón anímico era un problema y la falta de fútbol sólo empeoraba la situación.

Así las cosas, se trabajó en la pretemporada buscando reforzar el plantel que, más allá de las formas, había sufrido dos bajas importantísimas: Marcelo Larrondo y Javier Pinola. Se trajeron refuerzos de los cuales prácticamente ninguno ha funcionado. La apuesta de Teo, la incorporación más rutilante de los últimos tiempos, no salió bien. Pasó mucho tiempo afuera por lesión y sólo marcó un gol.

El escenario se repetía: Central comenzaba a quedar lejos de la cima del torneo. Esta vez de entrada. Para colmo, Coudet no podía encontrar el rumbo con todos sus titulares. El principio del fin.

Más allá de la realidad oscura, la Copa Argentina le tiró un salvavidas a Central. El gol de Burgos ante Villa Mitre por los 32avos de final le dio vida al Canalla, que terminaría jugándose un pleno por llegar a la final.

El partido definitorio es historia aparte. Central hizo tres goles y no ganó. Por falencias propias, le hicieron cuatro. Y otra vez con las manos vacías. Otra vez con la cabeza gacha. Y esta vez, sin entrenador.

Ahora quedará hacerse cargo de los errores y volver a empezar. Central deberá trabajar fuerte, sobre todo en el mercado de pases de mitad de año. En estos primeros seis meses, Paolo Montero tendrá la misión de clasificar al Canalla a una de las dos copas internacionales. Es el objetivo que queda.