Por Fabrizio Turturici

El fin de ciclo para el entrenador de Central, Diego Cocca, se estira como un chicle luego de la victoria en el Gigante de Arroyito contra Godoy Cruz, último en la tabla de posiciones, y ahora deberá ratificarlo en cancha de River para volver a tener crédito.

En un triunfo de 5-2 que llegó diez fechas tarde y tuvo más murmullos que aplausos, poco sentido tiene alargar la agonía de un equipo que no demuestra buen juego ni tampoco resultados convincentes, con la amenaza permanente del descenso.

En este partido, Central repitió errores pero también supo aprovechar los del rival, aún más groseros, tanto en la pelota parada (Cardona en contra, Brítez y Molina) como los de balón en movimiento (Rius y Rinaudo). Salió enchufado de arranque y parecía otro equipo, con Gil recuperando la pegada, Zabala -por fin a la derecha- formando un buen tándem con Rius, Molina acordándose de meter centros a la carrera, Riaño pivoteando y Gamba encarando.

Pero esas virtudes se toparon rápidamente con el descuento tombino, producto del nuevo esquema de tres volantes que liberó a un hombre por derecha (Arena) y en el primer remate al arco, un Ledesma de bajísimo rendimiento no pudo contenerlo. Y cuando la cancha explotaba de alegría, otra vez el desconcierto. Hasta que apareció el cumplidor Rius en un desarrollo anormal para estirar la ventaja.

En el complemento, Godoy Cruz aprovechó otra falla del arquero canalla para ponerse a uno, pero los disparos de Rinaudo y Molina terminaron por darle tranquilidad en el encuentro. Poco para destacar, nada para festejar, mucho para mejorar luego de que lo complicara como local un cuadro que perdió en diez de doce fechas.

Cocca zafó, pero no sumó un nuevo crédito, ya que eso podrá hacerlo -o no- en el Monumental de Núñez. Es que, aunque su ciclo no es estrepitoso ni mucho menos, parece insuficiente para un equipo con permanente riesgo de perder la categoría.

Su gestión está agotada no por los resultados en sí, que siguen siendo los de un equipo de mitad de tabla, sino porque los jugadores no responden a su idea de juego en cancha. Y, claro está, porque todavía no puede escaparle a los últimos puestos de los promedios.

Presente y futuro siguen siendo preocupantes, porque en este arranque de campeonato, ya jugó y no pudo ganarle a cinco rivales directos en la lucha por la permanencia: Patronato, Colón, Newell’s, Lanús y Estudiantes. Y también perdió otros tantos puntos insólitos.

Central no tiene referentes en cancha y los problemas dirigenciales son por demás sabidos, pero llegó la hora de hacerle honor a la camiseta y dejar a un club con tanta historia donde pertenece, en la primera división del fútbol argentino. La hora de dar vuelta la página.