Por Pablo Martínez

En los tiempos que corren, no es usual encontrar técnicos-formadores, porque la necesidad de obtener resultados colectivos antes de modelar a los grandes talentos, marginaron a los maestros de las inferiores. Clemente Cordero, es uno de esos casos, su sabiduría a la hora de hablar, enseñar y ejemplificar, no se consiguen con facilidad.

Conclusión dialogó con el experimentado DT, que recorrió su historia como conductor y durante la charla, dejó algunas definiciones notables. Cordero, hace cuatro décadas que dirige a los juveniles, en los últimos años por problemas de salud, se alejó de las canchas pero ahora, tiene ganas de volver al ruedo. Dirigió en 13 clubes de Rosario y la región, formando a futbolistas que llegaron a triunfar en el fútbol nacional e internacional.

Una de sus primeras frases en la conversación, definió su filosofía de trabajo: “La formación es importante, pero lo que más necesitamos es docencia, porque en el fútbol se enseña a jugarlo. Si preparo a un chico de 8 a 10 años, sin problemas físicos, con contracción al trabajo, disciplinado y con motivación, voy a convertirlo en un jugador de fútbol”.

“A la primera, llegan los jugadores que tienen ganas, como algunos futbolistas que tuve la posibilidad de dirigir en mi carrera: Bonano, Acosta, Vitamina Sánchez, Longo, Carnevali, Raggio, Berti, Leo Fernández y Camafreita”, sentenció Clemente.

Cordero, profundizó sobre el aprendizaje que deben tener los niños en el deporte: “El chico que está mal alimentado en los primeros seis años de vida, no digo que no llega pero le cuesta más llegar, debe alimentarse sanamente. El fútbol se enseña, se debe realizar un perfeccionamiento técnico, los chicos tienen que saber pegarle a la pelota con las dos piernas. La única forma de educar es dando ejemplos adecuados”.

En los años 90, el experimentado entrenador llegó a Unión de Alvarez, donde armó una estructura que obtuvo sus frutos, jugadores como Talamamonti, Borzani y Raponi, surgieron de esa cantera: “El proyecto comenzó con 23 jugadores en total para varias categorías, si hubiera sido otro tipo sin coraje, me hubiera ido. Pero comenza mos a recorrer los pueblos vecinos, a buscar chicos, esos pibes del campo quieren jugar y son los bien comidos”.

“A esos pibes les enseñé, les preguntaba cómo les iba en la escuela, el técnico que solamente sabe de fútbol, no sabe nada, tiene que tener conocimiento de todo, como medicina por ejemplo. Los chicos me siguen llamando, como Juan Manuel Raponi, que se siguen acordando de las enseñanzas. Quiero destacar a mis colaboradores en Alvarez, que fueron Daniel Yacopeti y René Talamonti (papá de Leonardo)”, concluyó el técnico.

Cordero, también se refirió, a la urgencia de la familia para que el hijo sea futbolista de elite: “El padre quiere que el chico sea jugador de fútbol, hay algunos que se quieren salvar económicamente con el pibe y lo hablan en la mesa familiar delante del chico, que está escuchando. Entonces el pibe no va a jugar, va a trabajar, lo cargan de responsabilidades, hay que tener cuidado con lo que se dice”.

Clemente Cordero es un libro abierto, no se detiene un instante en el diálogo, las palabras se le alborotan en su boca para seguir hablando de fútbol, demostrando la pasión por enseñar y educar, como lo hizo en toda su carrera como entrenador.