Por Santiago A. Fraga

Lo necesitaba como agua, y lo consiguió. Newell’s Old Boys finalmente pudo cortar este miércoles una racha de ocho partidos sin victorias por el torneo local, al vencer de forma merecida a un inexpresivo Lanús por 2-0 en el estadio Marcelo Bielsa.

El desarrollo del partido fue, en líneas generales, similar al anterior encuentro de la Lepra como local, frente a Colón. En esta ocasión, con un rival aún más conservador y sin tanto poderío creativo en el medio para encontrar espacios.

A Newell’s, que jugó con esa tranquilidad de tener enfrente un rival inocuo y demasiado expectante, le costó un tiempo encontrar la fórmula de ataque, con Nazareno Funez peleando con los centrales en demasía y lejos del área y con un Pablo Pérez que, oficiando de cinco, comenzó muy impreciso con la pelota.

Las primeras apariciones con la pelota de Brian Aguirre -debut como titular para él- y algunas conexiones con Guillermo Balzi fueron leves destellos que generaron expectativa temprano en el encuentro, aunque seguía faltando ahí ese toque final para lograr aproximarse a la zona de peligro.

Sin embargo, como hace mucho no le pasaba, esta vez Newell’s contó con un factor fundamental para poder destrabar esa situación que generalmente lo deja en un callejón sin salida: la suerte.

A los 26 minutos del primer tiempo, la Lepra logró romper el cero con un gol en contra de Franco Ortellado, a quien le rebotó la pelota en el hombro tras un córner ejecutado por Aguirre.

Haberse sacado la presión de convertir le permitió a Newell’s jugar con mayor tranquilidad, y con un rival obligado a despegarse de su área comenzó a encontrar los espacios que tanto le hacían falta.

Así, y luego de haber avisado con un buen remate del joven Aguirre desde afuera del área, a los 43 minutos llegaría una gran jugada colectiva del rojinegro y una calma más que necesaria.

En aquella jugada, tras una serie de toques, la pelota le quedó a Pérez cerca del círculo central para que, luego de un ligero control, le pusiera una pelota filtrada excelente a Balzi. El joven volante leproso ganó el espacio y definió de buena manera ante la salida de Fernando Monetti para irse al entretiempo con un cómodo 2-0.

Previamente, a los 37’, había tenido lugar una de las jugadas más polémicas del partido, cuando el árbitro Fernando Espinoza, de pésima actuación, no cobró penal para Newell’s luego de una clara mano de José Sand en el área, a pesar de haber estado varios minutos revisando a través del VAR y de que las imágenes son más que elocuentes.

Cuando todo apuntaba a que la Lepra iba a tener un segundo tiempo tranquilo, con el foco puesto en manejar la pelota y dejar correr el tiempo, la fortuna volvió a estar en contra del rojinegro y temprano se quedó con uno menos. A los 3 minutos, Funez se iría expulsado (con revisión de VAR mediante) por pegarle a Diego Braghieri, con quien había terminado discutiendo en el primer tiempo.

En el momento en que el rojinegro empezó a sufrir avances del equipo de Frank Kudelka, cuando más alejado del área rival estaba, tuvo una chance de oro para liquidar el partido. Luego de una buena recuperación de Ramiro Sordo, Brian Aguirre se puso al hombro un contraataque y tras una corrida desde la mitad de la cancha definió mano a mano ante Monetti, con la mala suerte de que la pelota se estrelló contra el palo, quedando vacante el premio a su esfuerzo.

De allí en adelante, sin embargo, si bien Newell’s no pudo hacer pie como antes en el encuentro, Lanús tampoco lograba inquietar el arco de Lautaro Morales, por lo que el encuentro transcurrió en niveles de tranquilidad para el local, con algunos momentos entusiasmantes gracias a Aguirre y Sordo y con varios minutos de una payasesca exhibición del árbitro del partido, destinado a sacar de quicio a hinchas y jugadores con reiterados errores y con tiempo perdido en nimiedades que solo le hacían ganar protagonismo a él, en detrimento del juego.

Ese espectáculo absurdo entre el árbitro y los encargados del VAR, sumado a la experiencia de jugadores como Pérez para controlar el encuentro, alimentaron esa calma en la que transitó el complemento, evitando también el sufrimiento que suele padecer la Lepra a la hora de aguantar los resultados.

Además de los ya mencionados Aguirre, Pérez, Balzi y Sordo, otros puntos altos en el equipo de Sanguinetti fueron Juan Sforza, ayudando a Pérez a ocupar espacios y ejerciendo una marca aguerrida a la hora de presionar, y Víctor Velázquez, jugando con la desesperación de los delanteros rivales y manejando el ritmo de la defensa.

De esta forma, la Lepra le puso fin a una dura racha negativa que lo había llevado de estar soñando con pelear el campeonato a poner en duda la continuidad del cuerpo técnico en caso de que la misma siguiera extendiéndose. No obstante, estos tres puntos representan aire más que tranquilidad, ya que a la Lepra le esperan más compromisos en poco tiempo y con un plantel diezmado por lesiones. El primer paso para llegar a la calma plena será que la dirigencia logre aprovechar los cupos por lesiones con necesarios refuerzos.