Por Santiago A. Fraga

Con la defensa garantizando firmemente el cero en el arco propio y Juan Sforza como gran figura, el ritmo del partido giró en torno a los momentos en los que Newell’s Old Boys supo canalizar la tenencia de la pelota.

Sin ser descollante, la ‘Lepra’ fue en todo el partido superior a un Vélez por momentos inexistente, pero al mismo tiempo le costó mostrarse conexo en la elaboración de las jugadas de ataque y, por ende, traducir esa supremacía en ocasiones de gol y en presión contra el rival.

El equipo de Gabriel Heinze se terminó llevando un triunfo por la mínima, dejando buenas impresiones a nivel general, pero también con esa sensación de que con algunos detalles la diferencia podía haber sido más amplia. Tranquilidad en lo defensivo, trabajo por hacer en el ataque.

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En el marco de un partido chato, Newell’s fue de menor a mayor ya a lo largo de los primeros 45 minutos, sin terminar por ser peligroso en algún momento.

Por un lado, Heinze intentó hacer daño al rival con la amplitud de la cancha como una de sus cartas, situando en simultáneo a sus extremos literalmente sobre cada línea de banda, moviendo mientras tanto la pelota a lo ancho en zona defensiva a la espera del momento preciso para sorprender con un bochazo a las espaldas de la defensa rival.

Esa decisión táctica de cómo parar a Francisco González y a Ramiro Sordo posibilitaba ese factor de sorpresa, también porque los laterales rivales respetaban una decisión de mantener cerrada su propia línea, ubicándose así a gran distancia de los atacantes leprosos y perdiendo en reiterados momentos sus referencias.

Sin embargo, la ‘Lepra’ en ningún momento terminó por aprovechar este aspecto, con muchos centros frontales a la nada y poca claridad para terminar las jugadas cuando sí lograron encontrar a algunos de sus delanteros.

En ese esquema, Djorkaeff Reasco no terminó por encajar tampoco, sufriendo la inferioridad numérica en el área y sin lograr convertirse en el 9 de referencia que las propias jugadas que armaba Newell’s requerían (ejemplo de esto son también dos buenos centros que ejecutó Jherson Mosquera que terminaron sin encontrar un objetivo).

En contraposición, la defensa sin dudas fue el gran punto fuerte de la ‘Lepra’ en el primer tiempo, con los hinchas rompiéndose las manos para aplaudir merecidamente a Víctor Velázquez y Willer Ditta, que si bien fallaron en algunos pases en la salida, se mostraron con una increíble firmeza en la marca, recuperando así ese gran nivel que tuvieron en el torneo pasado. Sin dudas, un gran alivio para este Newell’s.

Junto a ellos, Mosquera tuvo un buen estreno, mostrándose preciso en la presión y en el anticipo y con movimientos interesantes en la transición al ataque, mientras que Bruno Pittón fue de menor a mayor, luciendo frágil por momentos en el comienzo y laborioso luego, con momentos de injerencia en el ataque.

A la par de los centrales, Juan Sforza volvió a tener otra gran actuación, siendo la figura del partido y cada vez más el dueño del mediocampo leproso. A pesar de su juventud, no le pesa para nada ser la única arma defensiva del equipo y juega con la influencia de cualquier referente. El gol fue un premio al esfuerzo de un jugador afianzado y con un futuro más que prometedor si sostiene este nivel.

Por otra parte, Iván Gómez también cumplió un gran partido, y con un poco más de ajuste puede ser otra pieza muy importante en este Newell’s de Heinze. Incansable, es un verdadero motor para este equipo, pero la cantidad de espacio en ocupa en la cancha termina siendo a veces una virtud y a veces una falencia, ya que si bien logra imprimir su presencia constante en la cancha, la sensación que termina quedando es que necesita un compañero que le dé una mano para que el mediocampo no termine desbalanceado.

Con un buen complemento al lado suyo, el equipo quedaría más ordenado y él podría ser más determinante en la presión alta y en el apoyo ofensivo. Un pequeño ejemplo de esto se puede encontrar en el partido de hoy y en el juego ante Platense, con los ingresos de Pablo Pérez y cómo influyó en Gómez y en el resto del equipo. De ello también se desprende que el capitán rojinegro debe ser titular, indudablemente.

Ramiro Sordo fue otro que tuvo un buen partido, principalmente en el segundo tiempo, mientras que también resultó intrigante el ingreso de Jorge Recalde (aún sin mostrarse 100% desde lo físico), primero dando indicaciones a sus compañeros y luego ayudando a complicar la existencia de los defensores rivales. Sin embargo, con un partido ya quebrado por la ventaja leprosa, no tuvo momentos de mostrar su impacto ofensivo.

Merecido el aplauso final para Gabriel Heinze y sus dirigidos, que dejaron hoy una imagen mucho más ilusionante que la demostrada ante Platense. A la espera de alguna adición más al plantel (posiblemente Ángelo Martino y Jonathan Menéndez, que le harían muy bien a este equipo), la sensación final es que hoy Newell’s dio un buen paso hacia adelante, estando más cerca de encontrar su forma definitiva.