Por Rubén Alejandro Fraga

Este viernes se cumplen 167 años del nacimiento del gran educador inglés Isaac Newell, el primero que unió deporte y educación en un colegio de Rosario y quien trajo el fútbol a esta ciudad en 1884.

Hijo de Joseph Savage Newell y de Mary Ann Goodger, Isaac Newell nació el 24 de abril de 1853 en la ciudad de Strood, distrito de Taylor’s Lane, condado de Kent, en el sudeste de Inglaterra.

Lector apasionado de Charles Dickens y dotado de un invencible espíritu aventurero, Isaac debió sentirse un nuevo David Copperfield cuando, con sólo 16 años, decidió dejar el hogar familiar para embarcarse en un buque de ultramar rumbo la aventura.

En 1869, después de vencer la resistencia de su madre, Isaac se embarcó junto a unos amigos de su padre que viajaban hacia la Argentina.

Cuando, tras un breve paso por Buenos Aires, el barco en el que viajaba el joven Isaac amarró junto a uno de los muelles del naciente Ferrocarril Central Argentino, al comienzo de la calle Entre Ríos, Rosario vivía jornadas de intensa agitación. Días antes había sido vetada la ley que trasladaba la capital de la República a Rosario. Poco después, ante la proximidad de unas elecciones, se balearon en las calles los “picanillas” (liberales) y los del “Club Chocolate” (católicos).

Una carta para el Señor Ferrocarril

Isaac subió la barranca, caminó por calle Entre Ríos y golpeó en una casona señorial. El dueño de casa era el administrador del Ferrocarril Central Argentino, Guillermo Wheelwright, a quien Isaac le entregó una carta de su padre. Estadounidense hijo de ingleses, Wheelwright era masón como el padre de Isaac, quien le solicitaba en aquella misiva fraternal ayuda para el joven aventurero.

De inmediato, Wheelwright lo hospedó y le consiguió un empleo en las oficinas del ferrocarril, como aprendiz de telegrafista. Isaac se inscribió, además, como alumno del Colegio Nocturno que funcionaba junto a la iglesia metodista, en la esquina de Salta y Progreso, actual Mitre, ambos atendidos por el reverendo Tomás B. Wood.

Terminados sus estudios, Newell trabajó como telegrafista en el Ferrocarril, luego en la inspección general del Telégrafo Trasandino, en Villa María, y más tarde fue jefe de telégrafos de San Luis.

Estando en Villa María, en 1873, recibió la noticia del deceso de su protector Wheelwright y, dos años después, regresó a Rosario.

Un amor que hizo escuela

De vuelta en Rosario, Isaac Newell volvió al colegio el reverendo Tomás B. Wood para perfeccionar sus estudios. Allí conoció a Anna Margarita Jockinsen, una bella alumna alemana con la que se casó el 4 de diciembre de 1876.

Ambos se recibieron de profesores de inglés en 1878, y trabajaron en el Colegio Anglicano, anexo a la iglesia San Bartolomé, en Urquiza y Paraguay.

El mismo año de la graduación, el 26 de mayo, nació el primer hijo del matrimonio: Claudio Lorenzo. Luego nacerían dos niñas: Liliana y Margarita.

En 1884, Isaac y Anna decidieron instalar su propio establecimiento educativo: el Colegio Comercial Anglo Argentino, justamente en la casa donde había sido alojado el joven al llegar a Rosario, 15 años atrás.

Isaac alquiló la casona a los herederos de Wheelwright, hasta que pudo comprarla gracias al primer crédito que otorgó el Banco Provincial de Santa Fe.

Como se proponía, al principio, impartir enseñanza primaria, contrató a dos maestras normales, Clemencia y Emilia Saint Girons, con cuyo respaldo el establecimiento pudo funcionar.

Una escuela singular

Isaac Newell formó el cuerpo de profesores con su esposa, Anna Margarita; con su hija Liliana y Catalina Venzel de Hum, una profesora de piano a quien reemplazaría Ernesto Benítez, pianista y violinista. También fueron docentes el contador Ricardo Edwards, amigo y socio de Isaac, Catalina Dodd (que luego sería la esposa del también docente Claudio Newell), Mr. Noolan, Guillermo Erausquin, Mr. Frigola, M. Cañet y Juan Bautista Hazebrouk.

El emprendimiento de la familia Newell no tenía precedentes: fue la primera escuela de carácter multirracial, multicultural y abierta a todas las religiones que tuvo la ciudad.

También fue el primer colegio no católico que ofreció un internado para niños.

Además, aunó por primera vez la educación con los ejercicios físicos y fue el primer colegio rosarino con un campo deportivo (al que se llamó Newell’s School y que en 1903 pasó a ser el Club Atlético Newell’s Old Boys).

El colegio era para varones y además de la enseñanza primaria se impartía la comercial de nivel secundario. El inglés representaba una materia importante, en uno y otro ciclo.

Cuna de grandes

En las aulas del colegio de la familia Newell se formaron, entre otros, hombres de la talla del radical Elpidio González (quien llegó a ser vicepresidente de la Nación entre 1922 y 1928) y del senador electo Enzo Bordabehere (asesinado en el recinto del Senado de la Nación en 1935, durante un tiroteo contra su correligionario Lisandro de la Torre, el Fiscal de la Patria).

La primera pelota y el primer reglamento

Precursor de la educación física en las escuelas, Isaac Newell trajo en 1884 desde su Inglaterra natal la primera pelota de cuero y el primer reglamento oficial de fútbol (redactado por la International Board de Londres en 1882), y fue en el patio de su colegio donde se comenzó a alternar el estudio con el deporte, siguiendo la máxima que Domingo Faustino Sarmiento le dio al profesor escocés Alejandro Watson Hutton –pionero del fútbol en Buenos Aires– cuando éste le habló del incipiente balompié: “Enseñe, amigo, aunque sea a las patadas pero enseñe”.

Había nacido el fútbol en Rosario.

El entusiasmo de los alumnos por este deporte obligó a que se adquiriera un terreno lindero al edificio escolar donde poder jugar al fútbol “en serio” (el Newell’s School).

Luego, los profesores de la escuela de Newell llevaron la novedad al Colegio de los Talleres y al Central Argentine Railway Athletic Club, club fundado por el personal jerárquico inglés del Ferrocarril donde se jugaba al cricket. Este club de estirpe británica, se acriollaría y daría paso, en 1904, al Club Atlético Rosario Central.

El otoño del patriarca

Pero en 1899 murió Anna Margarita e Isaac no resistió el embate y enfermó de pena.

Al año siguiente, delegó la dirección del colegio en su hijo Claudio Lorenzo Newell, quien años después sería intendente de Rosario (1921), diputado nacional por Santa Fe (1924-1928) y administrador general de Impuestos Internos del gobierno del presidente Marcelo Torcuato de Alvear.

Éste convocó a profesores, alumnos y ex alumnos del colegio con quienes fundó, el 3 de noviembre de 1903 (en el patio del colegio), el Club Atlético Newell’s Old Boys para homenajear la vida y obra de don Isaac.

Sin imaginar que estaba asistiendo al nacimiento de una pasión sin igual, Isaac llegó a presenciar, el 18 de junio de 1905, en la cancha de Plaza Jewell, el primer clásico rosarino, que terminó con el triunfo de Newell’s sobre Central por 1 a 0 con gol de Faustino González, un ex alumno de su colegio.

Isaac también vio a su club consagrarse campeón de la liga rosarina en 1905, 1906 y 1907, los tres primeros años de la misma.

Finalmente, Isaac Newell, el “Gran Papá”, falleció el miércoles 16 de octubre de 1907, a los 54 años de edad. Su apellido se transformó en sinónimo de una pasión popular que moviliza multitudes y no para de crecer.