Por Fabrizio Turturici

Daniel Teglia, ex jugador canalla y Coordinador de Divisiones Inferiores de Rosario Central, desde el 2013 hasta el próximo enero, fecha en la que será reemplazado en su cargo por José Chamot, brindó un mano a mano exclusivo a Conclusión para dialogar de su situación actual.

Sabio director técnico y estudioso obstinado en cuestiones tácticas y estratégicas del juego, Teglia olvidó la entrevista y terminó transformándola en una charla relajada, de bar, entre viejos futboleros. 《Si tenés tiempo, podríamos hablar de fútbol》, me dice y accedo. Desenvolviéndose en el terreno donde más cómodo se siente, hace rodar la pelota y comienza.

 — ¿Qué sensación te deja la despedida?

— Y… lo lógico sería que terminemos con la mejor relación, para que se siga implementando este proyecto nuevo. Me reuní ayer (anteayer) con la dirigencia y prácticamente acordamos una salida en común, que se llevará a cabo en estos días. Sigo teniendo la posibilidad de aportar en lo que crean necesario.

— ¿Te ofrecieron asumir un nuevo cargo?

— Hablamos de eso, pero no formalmente. Aunque no creo que le sirva a Central en otra función. Este proyecto está armado para otro perfil de gente.

— ¿Esta decisión te tomó por sorpresa o ya te la habían anticipado?

— Me sorprendió. Yo me enteré por el diario que habían nombrado como coordinador para este año al Flaco (José) Chamot; y al rato me llama (Ricardo) Carloni para avisarme oficialmente. El motivo no me lo comunicó nadie, según leí en el diario, buscaban otro perfil futbolístico. Pero lo respeto, porque tiene que ver con las decisiones que se toman. Sé que en el fútbol estas cosas pasan, aunque se podrían haber hecho de otra forma. El trato y las formas no fueron las mejores, pero ya pasó, ya está. No lo reprocho, pero sí, estoy completamente disconforme con algunas medidas: el predio de zona sur que se abandona; dejar una línea de rosarina afuera; por ejemplo. Central está creciendo, es tan grande que no para de crecer. Y querer que se achique, es una locura.

Daniel Teglia

— ¿Entonces las medidas de la comisión directiva y de Gustavo Grossi en relación a las divisiones inferiores cómo fueron?

— Yo creo que equivocadas. Pero es mi opinión. Desde mi punto de vista y con la experiencia que tengo, es un error que nos va a costar la pérdida de espacios. Tampoco podía quedarme en el club opinando diferente. Cuando me consultaron con estas decisiones yo dije que no estaba de acuerdo, ya que se trataba de achicar jugadores. Pero a veces, no se da mucha bolilla a las inferiores, porque la Primera absorbe todas las atenciones. Con Gustavo Grossi (Director Deportivo), al principio, tuve una relación normal y amable. Después ya ni había relación, porque era muy difícil encontrarse. Él no atiende los teléfonos, se comunica por mail, y las posibilidades de hablar estaban cada vez más espaciadas. Se complica el trabajo diario así. Está bien que atendía un montón de otros aspectos, pero…

— ¿Qué opinión tenés del proyecto futbolístico de Chamot?

— Es que no lo conozco. A Chamot le ofrecí integrarse, en el 2013, y quedó en la nada. Ahora, ocupará un lugar que se le destine en el proyecto de (Juan Carlos) Massa y de Grossi. En ese orden está organizado.

— Se decía que llamaban a Chamot porque era más del estilo Coudet para el primer equipo…

— Pero el Chacho ha jugado con variantes completamente diferentes: 4-4-2, 4-2-3-1, 4-3-1-2… Un sistema es un dibujo de despliegue. El despliegue es, cuando vos tenés la pelota, adónde ponés los jugadores. Todos los equipos del mundo defienden igual: con una línea de orden y una línea de presión. Después, según los jugadores que tengas, defendés cerca o lejos del arco. Depende del tiempo de posesión, de la contundencia en la calidad de tus jugadores… En fin, hay límites que son irremplazables. No podés ir con chicos de doce años a instalar un sistema en donde están a treinta metros uno del otro. No tienen la posibilidad ni de que llegue la pelota, ni de hacer esfuerzos grandes. Tenés que buscar asociaciones y desarrollos donde se privilegie el placer por jugar, que termina siendo la mejor de las situaciones para el aprendizaje: disfrutar lo que uno hace. Inculcarle principios, virtudes y valores que son inherentes al género humano: generosidad, solidaridad, predisposición al esfuerzo. Todas las virtudes que tenemos como principio, llevarlas al campo de juego. El perfil de los técnicos debe adaptarse a la edad de chicos con que trabaja. Una de las asignaturas pendientes de Central es la de promover entrenadores, que recorran el mundo y que nos llenen de ofertas por jugadores nuestros. También debería formar directivos…

Los chicos no tienen que aprender un estilo, tienen que aprender a entender el fútbol como un juego colectivo para desarrollar cualidades técnicas, tácticas, físicas… Pero sobre todo, sociales y humanas: aprender a comunicarse, construir buenos hábitos, respetar la escuela, la alimentación, la comunicación con sus padres. Querer al club. Sentirse parte de un proyecto general de vida; donde la familia, la escuela y el club son las patas que lo van a sostener.

— ¿Qué divisiones inferiores dejás luego de tu trabajo?

— Captamos un promedio altísimo de jugadores durante 2013 y 2014, modificando casi todas las categorías. Son las que hoy están más fuerte: ’99, ’00, ’01, ’02… Dejamos categorías sólidas para competir. Jugadores en la selección nacional. Hoy tienen 16 años y son muy buenos, pero les falta tiempo. Sin embargo, lo que se hizo durante este año, es muy pobre y poco tiene que ver con lo que habíamos hecho años pasados.

— Proyectando a futuro, ¿cómo ves la situación?Teglia Daniel 3 Salvador

— El club se empezó a ordenar con el arreglo de las canchas, del hotel. La infraestructura se está consolidando y eso es importante. Hay que destacar aspectos en lo que está comisión se preocupó. Las inferiores son trascendentales y tienen que tener la incumbencia del socio, un monitoreo permanente. Hablaban de mil jugadores, pero no es verdad. Central tiene, hoy, 320 juveniles. Ése es el número real. En relación a otros clubes, está igual o un poquito mejor. Se puede hablar de mil jugadores sólo sumando al Baby Fútbol, que tiene muchas líneas que no le cuestan plata, porque son autosuficientes. Central, con la infraestructura que tiene, es uno de los pocos clubes del país que puede hacer un gran proyecto.

— ¿Tenías relación con el técnico del primer equipo?

— Muy poca. En la llegada del Chacho, fui a Arroyo Seco y hablé con él. Pero no me consultaba ni hablábamos de otras cosas, porque es su campo de trabajo. Yo estaba al margen de cualquier decisión, incluso de los contratos. Este año, sólo trabajé dedicado a los entrenadores y a los diseños de los seis equipos juveniles.

— Desde lo sentimental, ¿cómo definís y qué te dejó este último paso por Central?

— El orgullo de estar en el club. Estén como estén las cosas en la Primera, las inferiores son otro mundo. Y tenés que acostumbrarte al anonimato, a la intrascendencia. A que no te den mucha pelota, pero sabiendo que sos la base de todo. Lo que digo, es que es algo complejo para tomar decisiones a la ligera, como dejar tantos chicos libres o cerrar una línea, porque hay que tener en cuenta las repercusiones anteriores. Ya nos pasó esto y nos costó caro. Creo que si se habla bien y se escuchan todas las voces, podemos tener un Central inclusivo, con muchos pibes jugando. (Lo que no quita que a los más destacados se los ponga en un lugar de privilegio para que sean el sustento deportivo y económico del club).

— Por último, quiero preguntarte sobre tus proyectos a futuro…

— Voy a descansar. Ojalá termine todo bien. Respeto a esta comisión directiva y le deseo lo mejor a la gente que viene y a su proyecto. Ojalá el equivocado sea yo, que en tres años me tapen la boca y esto brille.

— Entonces, ¿es un hasta luego y no un adiós?

— Por supuesto. Voy a estar, como siempre, yendo a la cancha y aportando al club, para lo que me necesiten. Si alguien considera que mi opinión vale, bienvenido sea…

Fotos. Salvador Hamoui