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La Selección Argentina se consagró campeón mundial por tercera vez en su historia, tras vencer 4-2 en los penales a Francia, luego de empatar 3 a 3 en tiempo reglamentario, en Qatar. El aporte federal al combinado de Lionel Scaloni fue significativo, y no solo abarca a los jugadores, sino también a parte del staff técnico del propio entrenador nacional.

En la actualidad, el plantel que alzó el máximo trofeo a nivel futbolístico contó con la participación de tres jugadores nacidos en la ciudad de Rosario. Se trata de Lionel Messi, capitán y líder indiscutido del equipo, Ángel Di María, quien otra vez fue decisivo en una fase final, y Joaquín Correa, que llegó a decir presente apenas unos minutos.

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Messi, surgido de las divisiones infantiles de Newell’s, fue adquirido por el Barcelona a la edad de 13 años, yéndose desde muy temprana edad de su tierra natal. Sin embargo, a pesar de lo pudiera pensarse, Rosario no se fue nunca del 10. Desde el léxico hasta las formas de comportarse y productos propios, Leo se encargó en cada oportunidad, sobre todo a partir del auge de las redes sociales, de hacer notar su pertenencia a los pagos originales. Un termo personal y camisetas de Newell’s, como el famoso «Andá para allá, bobo» -graficado en este Mundial- son ejemplos claros de lo que se dice. También aprovecha la época de Navidad para estar junto a su familia y amigos en casa.  Fue el mejor jugador y el máximo goleador de la Copa, por si le faltaba algo.

«Fideo», por su parte, salió las juveniles de «El Torito», histórico club de la zona norte de la ciudad, y rápidamente fue adquirido por Rosario Central, donde terminó de formarse como futbolista. En el club de Arroyito hizo su debut profesional y pronto emigró a los flashes de Europa. Al igual que Messi, en cada oportunidad que tiene, saca a relucir su amor por la ciudad que lo vio nacer. En épocas de fiestas y otras fechas especiales, suele postear en Instagram imágenes junto a su familia, todos con casacas del Canalla, además de hacerse tiempo también para estar en Rosario.

Correa nació y se crió en el barrio Las Flores. Siguiendo los deseos de su padre, comenzó a incursionar en el baby fútbol jugando en el Club 6 de Mayo, y tras su paso por los clubes Alianza Sport y Tiro, a la edad de 12 años, recaló en San Lorenzo de Almagro. Es hincha fanático de Rosario Central y tiene tatuado el escudo de la institución auriazul. Desde 2014 se encuentra en Atlético Madrid, pero al igual que los anteriores mencionados, el poco tiempo libre disponible lo suele utilizar para estar junto a los suyos en la ciudad.

En cuanto al cuerpo técnico, se puede mencionar el entrenador Lionel Scaloni, quien a pesar de no nacer en Rosario (es de Pujato, localidad ubicada a 40km), surgió de las inferiores de Newell’s Old Boys. Se suma a Walter Samuel, nacido en Firmat, quien también tuvo sus inicios en La Lepra. Ambos con un amplio recorrido por la Selección Argentina.

Además, Giovani Lo Celso, quien se perdió el Mundial por lesión pero formó parte de todo el ciclo, también es rosarino. Surgido de Rosario Central, alcanzó a disputar unos pocos partidos con la camiseta canalla para volar rápidamente al Viejo Continente. Logró transformarse en una pieza clave de La Scaloneta, siendo el principal socio de Messi.

Yendo a piezas históricas que también aportaron a Argentina, se destacan los nombres de César Luis Menotti, salido de Rosario Central, quien fue el primer entrenador campeón del mundo con la albiceleste, en el Mundial de 1978 que se realizó en el país. Además se destaca Jorge Valdano, de Las Parejas, quien debutó en Newell’s y tuvo un rol fundamental en la segunda consagración mundial, en México 1986, al anotar el 2-0 parcial de lo que sería el triunfo por 3-2 ante Alemania en la final.

Imprescindible mencionar a Gabriel Omar Batistuta. Oriundo de Reconquista, con inferiores en La Lepra, «Bati» fue el histórico 9 del combinado nacional. De hecho, llegó a ser el máximo goleador de la Selección Argentina en mundiales, récord que fue superado por Lionel Messi en Qatar 2022.

 

También tuvo un papel trascendental en el Mundial 1978, Leopoldo Jacinto Luque. Nacido en Santa Fe y con paso por Rosario Central, anotó cuatro goles en cinco partidos en el torneo. A su vez, en México 1986 estuvo presente Ricardo Giusti, de Albarellos, a 32 km de Rosario, referente de Independiente.

Fue loable lo de Américo Rubén Gallego. Proveniente de Morteros (Córdoba), el «Tolo» surgió en Newell’s Old Boys y fue parte esencial del equipo que se consagró en 1978. Encima, se dio el lujo de ser campeón con La Lepra como director técnico, en 2004.

Si de cordobeses hablamos, tampoco se puede pasar de lado el sello de Mario Alberto Kempes. El Matador, nacido en Bell Ville e ídolo de Rosario Central, no solo fue campeón mundial, sino que además resultó el máximo goleador y mejor jugador en la misma competencia (Argentina 1978).

Volviendo al staff de Scaloni, también se debe tener en cuenta la figura de Pablo Aimar. «El Payasito», de Río Cuarto (Córdoba), fue un engranaje clave en el nexo entre el cuerpo técnico y los jugadores. Con un gran recorrido en la Selección y Europa, es el ídolo futbolístico de Lionel Messi.

En cuanto a los representantes federales en este Mundial, saliendo de los rosarinos, también hubo un amplio abanico: Franco Armani (Casilda, Santa Fe), Nahuel Molina (Embalse, Córdoba, con paso por Central), Cristian Romero (Córdoba capital), Lisandro Martínez (Gualeguay, Entre Ríos, surgido de Newell’s), Marcos Acuña (Zapala, Neuquén), Exequiel Palacios (Famaillá, Tucumán), Alexis Mac Allister (Santa Rosa, La Pampa), Paulo Dybala (Laguna Larga, Córdoba) y Julián Álvarez (Calchín, Córdoba).

 

Estos son simplemente algunos de la gran cantidad de jugadores y personal que aportó el país para nutrir a la Selección Argentina. Este resumen solo apuntó a los más trascendentes en el exitoso y rico palmarés nacional.

Este martes los jugadores festejarán con la gente en Buenos Aires en un recorrido desde la localidad de Ezeiza hasta la zona del Obelisco, en pleno centro de Capital Federal, en una celebración en la que se espera más de un millón de personas. Pero desde Rosario, cuna de los dos jugadores más importantes del equipo, también reclaman un recibimiento a sus ídolos. Es que, si bien los jugadores salieron de distintos puntos país, los festejos se concentraron en un solo lugar. Como dice el dicho: «Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires».