Esta tarde se jugará la última jornada del campeonato de primera división, Rosario Central y Newell’s Old Boys, terminan una temporada de rendimientos dispares. El equipo auriazul, sorprendió con su gran perfomance futbolístico, que fue reconocido a nivel nacional. Mientras que el rojinegro, tuvo claroscuros en su derrotero, que lo privaron de encontrarse con la idea de juego.

Eduardo Coudet: el hacedor del gran momento futbolístico de Central

Cuando comenzó la temporada, la llegada de Coudet a la entidad de Arroyito, no generaba grandes expectativas. El hincha Centralista, lo respetaba desde el lugar de ídolo de la institución, pero le despertaba dudas, su perfil de novato entrenador.

Sin dudas, que fue fundamental, la buena elección de los refuerzos, que se fueron sumando al plantel del Chacho. Los regresos de César Delgado y Marco Ruben, entusiasmaban a los simpatizantes auriazules.

El comienzo del torneo fue formidable, el canalla abrochó 5 triunfos al hilo (le ganó a Racing, Tigre, Crucero del Norte, Olimpo y Temperley), sin encontrar todavía el equipo ideal.

La apuesta de Central era clara, buscar el arco contrario, llegando en bloque, con muchos hombres en ataque. En ese tramo del torneo, asomaba un pibe de inferiores, que fue determinante en esos primeros 15 puntos, Franco Cervi. Que aparecía como el socio ideal del goleador Marco Ruben. Y sin dejar de destacar, la figura del arquero Mauricio Caranta, que con sus atajadas, resguardó el marco auriazul.

Luego de una serie de empates, que lo postergarían en la tabla de posiciones, vendría la primera derrota del torneo, en la fecha 14, ante River en el Monumental, lo que haría rever el rumbo futbolístico del equipo canalla. Y el posterior empate ante Independiente de local, marcarían el final de un estructura de juego.

El parate de la Copa América, le permitió a Coudet, incorporar a un futbolista vital en la zona defensiva, Javier Pinola, que en el partido debut, exhibió credenciales de jugador de alta gama. Fue en la goleada ante Aldosivi, en Mar del Plata.

Y llegaría el clásico ante Newell’s, en el Coloso Marcelo Bielsa, donde el conjunto canalla, consiguió una victoria clave, en sus aspiraciones para pelear por el campeonato hasta el final. Esa tarde, el goleador del certamen, Marco Ruben, iniciaba una racha de goles fundamentales, para los objetivos del equipo.

En el sprint final, de diez partidos, ganó en seis oportunidades, empató dos y sólo perdió dos (Quilmes y Banfield). Sin dudas, fue el mejor momento futbolístico del equipo de Coudet, que no dejaba dudas en cada triunfo. Se decidió por romper el doble cinco (Domínguez y Musto) y apostó por otro juvenil, Giovani Lo Celso, que deslumbró a propios y extraños.

El partido clave, que desaceleró el entusiasmo del mundo Central, por obtener el título, fue el recordado 2 a 2 ante San Lorenzo, donde los fallos arbitrales lo perjudicaron.

Al mismo tiempo, el notable andar de Boca Juniors, con la figura emblemática de Carlos Tevez, le jugó en contra al equipo rosarino, que se iba quedando con nulas posibilidades matemáticas, para alcanzarlo en el primer puesto, al elenco de la Ribera.

Además, la clasificación a la final de la Copa Argentina, fue la excusa perfecta, para abandonar la carrera por la gloria, que estaba servida para Boca y enfocarse en el cotejo definitorio, con todo su poderío.

El recorrido por el derrotero de Central, en el nuevo campeonato de los 30 equipos, deja un saldo positivo, con un superávit, que deberá capitalizar para la próxima temporada.

El debut como entrenador de Eduardo Coudet, ha sido sorprendente y auspicioso, la buena elección en los refuerzos, fue el factor determinante para la gran campaña de Central. También cometió errrores el técnico principiante, que se equivocó en la táctica dispuesta en varios partidos de local, donde perdió muchos puntos, que en el final del torneo se lamentaron.

De Gallego a Bernardi: Newell’s no pudo encontrar una identidad de juego

En enero de 2015, Américo Gallego, iniciaba el año futbolístico del elenco rojinegro. El Tolo, fiel a su estilo, incorporó futbolistas desconocidos, postergó juveniles y se apoyo en los jugadores más experimentados.

El debut fue con derrota y preocupación, ante Independiente en el Coloso, donde el elenco rojinegro, terminó desdibujado y confundido.

En los cinco partidos posteriores, consiguió extender una racha sin derrotas, acomodando la estructura defensiva, potenciando a la fiera Rodríguez y Scocco.

Pero el equipo no transmitía confianza y empezaron a desnudarse algunos problemas internos, que siempre fueron negados. Los referentes, estaban en desacuerdo con el esquema que planteaba Gallego y el final de su ciclo, no iba a tardar en llegar.

La derrota ante Arsenal por 3 a 0, que después terminó siendo un verdadero desaguisado de la AFA, que le otorgó los puntos y después se lo quitó a la Lepra, fue el final, de una relación tumultuosa entre el técnico y sus dirigidos.

Los dirigentes de Newell’s, buscaron una salida elegante y el Tolo Gallego, se despidió después del empate que pudo haber sido derrota ante Banfield, en Rosario.

El ciclo de Lucas Bernardi, comenzó con un rendimiento superlativo de su equipo, ante Racing, con una goleada 3 a 0. Esa noche, aparecerían los juveniles Denis Rodríguez y Daniel Mancini, que tuvieron un debut soñado. Pero esa perfomance, nunca más volvió a repetirse.

Bernardi, corrió a los chicos del once titular y le respetó el lugar a los referentes. Pero los experimentados, no le respondieron y se acercaba el clásico.

Indudablemente, que el primer derby ante Central, fue un mojón en el balance de la temporada. La derrota 0-1 ante el canalla, sacudió al mundo Newell’s, el equipo no respondía y no se sabía cual era el plan de juego.

Los seis partidos posteriores, fueron de total confusión, el DT tuvo que meter mano en el once titular y empezó a cambiar, Leandro Fernández, uno de los jugadores más resistidos en el año, salió del equipo, al igual que el arquero Oscar Ustari.

El tiempo se agotaba y Bernardi, se jugaba su continuidad al mando del equipo, en el segundo clásico, en Arroyito. Apostó por dos nombres, que le dieron resultado, el arquero Ezequiel Unsain y el delantero Lucas Boyé, que se había incorporado durante la semana previa. El empate 0 a 0, le dió oxígeno para seguir y su equipo, demostró orgullo e inteligencia.

Después llegarían tres victorias al hilo (San Martín de San Juan, Estudiantes y Huracán), sin convencer en el funcionamiento del equipo.

La dura derrota por goleada, ante el casi descendido Nueva Chicago, volvió a condicionar el futuro del entrenador. Que tiene como única carta ganadora, la obtención de la liguilla Pre Sudamericana y clasificarse al torneo continental. De esa manera, cerraría con decoro, un año futbolístico de confusión, que además, tuvo una llamativa impericia de la comisión directiva, en los momentos claves.