El chofer del micro de Boca, protagonista de los incidentes en su llegada al estadio Monumental para jugar la fallida final de Copa Libertadores, contó su experiencia en primera persona al decir que «íbamos a un partido de fútbol y terminamos en una guerra».

Darío Ebertz, quien fue desvanecido por un botellazo en las costillas que obligó al vicepresidente xeneize a tomar el volante, se preguntó por qué «faltaban las vallas que están en todos los partidos, ¿qué pasó esta vez? ¿Por qué no las pusieron?».

«Yo iba a un partido de fútbol y terminamos en una guerra, porque recibimos de todo. El vicepresidente segundo, Horacio Paulini, pensó que era un tiro y me buscaba sangre en la camisa», agregó el colectivero en una entrevista con C5N.

Y dijo: «Nunca viví nada igual, estamos agradeciendo que no haya sido una desgracia, porque podría haber sido peor. Me preocupaban los jugadores, los cortes de Pablo Pérez y Lamardo, Carlitos Tevez tosiendo, otros vomitando. La verdad es que la pasamos mal».

«El vallado alto no estaba y alguien tendría que explicar por qué dejaron llegar a la gente tan cerca, si tendría que haber estado más atrás», volvió a cuestionar antes de explicar los procedimientos de un operativo de seguridad para su ingreso al estadio.

Así, contó: «El operativo pasa a operaciones de la Policía Federal, quienes te dan el camino y te dicen para dónde tenés que ir. Ahí, el jefe de seguridad de nosotros lo corrobora, pero nunca podemos desviarnos porque pasaría a ser problema nuestro en lugar de la policía».

«No dudo que hubo impericia, falló el operativo de seguridad, sabiendo la dimensión del partido que se jugaba. ¿Tenemos esperar que pase una desgracia para reaccionar? ¿Qué teníamos que volcar el micro para que pase algo?», concluyó el chofer de Boca.