Dardo Daniel Jara, un ex defensor de Newell’s, oriundo de Bell Ville, que llegó a Rosario en la década del 70′ y se quedó a vivir para siempre. Su carrera futbolística empezó en el Rojinegro, pero una lesión lo postergó, aunque siguió jugando y estuvo en Argentino, Central Córdoba y Renato Cesarini. Conclusión dialogó con el ex defensor cordobés, que recorrió su rica historia, que también tiene una faceta como entrenador.

Jara, recordó su arribo a la ciudad: “Llegué a Newell’s, por intermedio de Pairetti, un socio vitalicio del club que era de Bell Ville (Córdoba), donde yo soy oriundo. Llegué el año 1973, para una captación de jugadores, eramos cinco de los cuales quedamos tres y después, termine quedándome yo sólo”.

“Llegué para jugar en quinta división, luego Eduardo Bermúdez me puso en primera local, salteando varias categorías y eso me ayudó a aprender muchas cosas más rápido. En 1975, llegué a reserva y al otro año, fuimos al preolímpico de Brasil porque habíamos salido tres veces campeones de AFA y eso motivó al flaco Menotti que lo llamara a Griffa, para preguntarle si estábamos en condiciones de representar a Argentina en Brasil”, recordó Dardo.

El ex jugador leproso, fue parte de la primera generación dorada de la cantera Rojinegra: “En aquel equipo estaban: Quinto Pagés, Civarelli, Del Pontigo, Bielsa, Colacray, Graziottin, Giusti, Alfaro, Ceccotti, Correa, Montes, Cicapoli, Moyano, Rodríguez y Gui. Con ese equipo, tuvimos grandes partidos y la mayoría, llegamos a primera división”.

Jara, también se refirió a Bielsa, un ex compañero de aquella época: “Marcelo era muy temperamental, ordenado, tenía una voz de mando muy importante, porque no tenía problemas en retarnos, lo hacía sin miramientos, porque era muy recto y no quería perder absolutamente a nada”.

“Venía a entrenar en bicicleta al club, después se compró un auto, era muy dedicado a la profesión. Siempre cuento una anécdota, cuando viajábamos a jugar a Buenos Aires, yo me sentaba al lado de él y hacía tres cosas a la vez, charlábamos, leía el diario y escuchaba la radio, no sabíamos como lo hacía y no se perdía nunca, tenía una memoria impresionante”, finalizó.

En cuanto a su corta carrera futbolística en la primera de Newell’s, Jara afirmó: “Jugué pocos partidos en la primera de Newell’s, porque tuvo un lesión en 1979, en el tendón rotuliano, que me cortó definitivamente la carrera, tenía tres campeonatos en primera división, me fui a Chaco For Ever y cuando volví recuperado, Newell’s me dejó libre. Ahí tuve un bajón anímico, no quería jugar más al fútbol. Algunos amigos, me insistieron que siguiera y estuve en Argentino, Central Córdoba y Renato”.

“Del Salaíto, me quedó una fea experiencia, porque el periodista González Garrido, no tuvo mejor idea que acusarnos a mí y otro dos jugadores, que habíamos ido para atrás en un partido con Lanús. Lo que provocó que nos separaran del plantel y el Indio Solari, se enteró que estaba sin jugar, me llevó a Renato, donde ganamos varios torneos regionales y llegamos a Primera”, sentenció el exfutbolista cordobés.

Cuando dejó el fútbol, Jara se recibió de entrenador, en la misma promoción que el Tata Martino y empezó una nueva faceta: “Yo aprendí mucho de los técnicos que tuve, del Piojo Yudica, Roberto Puppo, el Gitano Juárez, Jorge Griffa y el Indio Solari, de todos tomé un poquito y creo haber aprendido algo, porque estuve 7 años trabajando en divisiones inferiores, en Firmat, Griffa y Sagrado Corazón, logrando cuatro campeonatos de rosarina”. Y agregó: “Pude dirigir a Pol Fernández en Griffa, a Walter Montoya y al pibe Alfani, que juegan en Central, a Bonacorso que está en Godoy Cruz”.

“Lo que me queda del fútbol, es el aprendizaje que he tenido, tuve muchos altibajos y eso le transmití a los chicos, todo lo que pasa detrás del fútbolista. El negocio que tengo, que antes era de Marcelo Bielsa (un kiosko de diarios y revistas), viene mucha gente relacionado al fútbol a charlar”, afirmó el director técnico.

Para finalizar, Dardo Jara, por las cosas del destino, tiene un contacto familiar con la estrella del fútbol italiano, Mauro Icardi: “Es una coincidencia total, yo soy el padrino de un primo hermano de él, a través de eso nos juntamos con ambas familias, lo conozco de chiquito y he charlado muchas veces con él. Es un pibe bárbaro, que creció en Barcelona y cada vez que viene a Rosario, el padre lo trae al negocio para conversar, lo conozco desde que tenía 4 años”.