Por Pablo Bloise

Que nunca debió ser gratis. Que nunca debió ser privado. Que lo tiene que pagar el estado. Que el gasto tiene que recaer en el pueblo. Las controversias son muchas con respecto al regreso del fútbol codificado, que ya dejó hace rato de ser una “amenaza” y que hoy se presenta más real que nunca con el tan ansiado debut de la Superliga.

Cuando Vélez y Tigre se vean las caras desde las 19.05 en el primer partido del nuevo campeonato, las cosas no serán como antes. Es cierto, la gratuidad para ver los partidos por la tele continuará por algunas semanas, pero a no confiarse. El fútbol pago volvió y sabe que tiene las de ganar. Cedió terreno durante ocho años para regresar con una programación y tecnología que seducen a cualquier futbolero.

Ya es de público conocimiento que para ver fútbol habrá que pagar 300 pesos, pero lo que hoy comienza tiene que ver con, según las empresas explotadoras de los derechos televisivos, “una nueva forma” de vivir el deporte. Y ese es el mensaje que intentan bajar con la cantidad de horas de aire dedicadas al mundo futbolero y, por supuesto, a todo lo que lo rodea.

Consigo llega la aparición de la Superliga, en cierto punto solicitada por la desidia que se notaba en calle Viamonte, en referencia a la falta de organización y a las decenas de papelones que tuvieron que ver con la AFA. ¿Hay controversias también acá? Por supuesto. Y las hay con razón. La brecha entre el rico y el pobre se vuelve a estirar y los grandes se frotan las manos esperando el comienzo de un campeonato más corto que, con la facilidad que tuvieron para rearmar sus equipos, los puede tener como protagonistas.

Por supuesto que hay puntos a favor, algunos de los cuales ya se han detallado en líneas anteriores. La profesionalización es el gran caballo de batalla de Fox y Turner, que le tirarán al fútbol argentino toda su impronta y su sello distintivo que enriquecen aún más lo que tienen para ofrecer: “una experiencia distinta” a la hora de sentarse en el sillón y ver fútbol.

Todo cambió. Para bien o para mal, a partir de hoy arranca la “nueva vieja” era en el fútbol local. Para algunos, el bar de la esquina será el punto de encuentro o la eterna compañía de la radio volverá a decir presente a la hora del partido. Para otros, la Superliga representa una aventura por la que vale la pena pagar.