Por Guido Brunet

Después de salir campeón del mundo, deslumbrar en Europa, sobre todo en Napoles, donde cosechó varios títulos y se convirtió en el ídolo máximo del conjunto italiano, Maradona emprendió la vuelta al país. Varios equipos negociaron con el astro, quien finalmente se decidió por Newell’s Old Boys. ¿Cómo se gestó esa llegada que revolucionó la ciudad?

A mediados del año 1993 ya se hablaba del regreso de Maradona a la Argentina y se nombraban algunos posibles clubes como San Lorenzo o Argentinos Juniors. Pero por diferentes motivos, a Maradona no le convencían las propuestas de esos equipos, sobre todo la Argentinos, que por ese entonces estaba gerenciado por Torneos y Competencias. Maradona no quería asociarse a la empresa, por lo que su futuro futbolístico era incierto.

>Te puede interesar: Fila de 30 cuadras para despedir a Maradona: postales únicas del adiós a Diego

Entonces, Ricardo Giusti, representante de Maradona por ese entonces y jugador salido de la institución leprosa, le ofreció al presidente de aquel momento, Walther Cattáneo sumar a Diego. En un primer momento, el mandamás de Newell’s tomó el comentario con incredulidad, pero luego la idea fue tomando forma.

Tras quince días de herméticas negociaciones, Maradona ya era jugador de Newell’s. El genio estaba decidido a llegar a Newell’s, por lo que se mostró predispuesto en todo momento de la negociación.

 

El 9 de septiembre, lo impensado se hizo realidad: Maradona llegó a Newell’s. Cuatro días más tarde fue el primer entrenamiento en el club rosarino, al que concurrieron más de 30 mil hinchas que quisieron observar el bautismo leproso del máximo ídolo del fútbol.

Si bien Newell’s no atravesaba el mejor momento futbolístico, contaba con un plantel con jugadores de jerarquía como Norberto Scoponi, Alfredo Berti, Juan Manuel Llop y Gerardo “Tata” Martino, entre otros. Todos deslumbrados por Maradona.

Maradona, de Newell’s

Mi padre tenía un proyecto internacional para Newell’s, que meses antes no pudo quedarse con la Copa Libertadores. En ese plan encajaba perfecto Maradona. La propuesta que Newell’s le hizo le interesó. Él ganaba la mitad de lo que ganara el club”, contó a Conclusión el hijo del presidente de Newell’s en aquel entonces, Ramiro Cattáneo, que en ese momento tenía 32 años.

Tal vez Maradona haya intentado revivir sus mejores años como futbolista, que al margen de la selección, se dio en Napoles, un club que quizás el astro haya emparentado con Newell’s. Cattaneo abona a esta teoría: “Puede haber querido revivir una etapa en Napoles pero en Rosario. Se sentía cómodo en la ciudad. Apenas llegó vio un clásico con nosotros en el palco y era el hincha número 1”.

El paso de Maradona por Newell’s fue corto pero intenso. “Después del escándalo, Diego intentó quedarse pero con pretensiones que era imposible, pidió no entrenar ni concentrar. Castelli (que había reemplazado al Indio Solari en la dirección técnica de Nob) no estaba dispuesto a eso. En otro momento hubiese dado para aguantar, pero Newell’s estaba peleando el descenso”, explica el hijo del presidente de aquel entonces.

Newell’s había acordado un amistoso con Vasco Da Gama de Brasil en Mar del Plata, pero Maradon no se presentó a ese partido, y en cambio apareció en la quinta de José C. Paz, donde agredió a un grupo de periodistas. “Al no jugar le generó un conflicto legal al club”, agregó Cattáneo. Esta fue una de las razones que decantaron en la finalización de la relación entre el crack y Newell’s, que de todas maneras culminó en muy buenos términos. Al punto que la relación entre el extitular de la institución y el crack era de gran cariño: “El afecto que quedó con Diego fue muy grande. En su partido homenaje al único presidente que invitó fue a él. Y cuando murió mi viejo nos hizo llegar una carta muy sentida. Más allá de lo que fue como futbolista fue una gran persona”.

 

“Para Newell’s fue un antes y un después. Mi viejo por eso quedó en la historia. Diego sentía algo muy fuerte por Newell’s”, cerró Cattáneo.

El último partido oficial de Maradona en Newell’s fue el 2 de diciembre, cuando el conjunto rosarino visitó a Huracán, en un empate 1 a 1. En este partido, el Diez sufrió un desgarro muscular que lo dejó fuera de la cancha por casi dos meses.

Su paso por la institución rosarina no por fugaz fue menos trascendente. Disputó cinco partidos oficiales y dos amistosos. El 26 de enero de 1994 jugó su último partido con Newell’s en un amistoso con Vasco da Gama de Brasil. Esos pocos meses que Maradona fue parte de la institución leprosa alcanzaron para sellar un amor eterno entre los leprosos y el Diez.