El 2015 ya fue. Y en el recuerdo del hincha leproso no quedará nada bueno. Y como es lógico hay enojo, bronca contenida, con los dirigentes, con Bernardi y con los propios jugadores. Ni los ídolos se salvan frente a una campaña tan pobre. Pero mientras la gente mastica bronca, los dirigentes deben actuar y traer los refuerzos necesarios para que la próxima temporada no sea otro fracaso.

La realidad es que en el Parque ya no hay lugar para más deslices. Ni la gente ni el equipo resistirán a jugadores como Sebastián Martínez, Neira o Fattori. Ni tampoco sirve la excusa de «no hay plata», aunque la realidad económica y judicial no pueda dejarse de lado. La dirigencia y Sensini deben utilizar el ingenio, anticiparse a la jugada y seducir con los argumentos que sean a esos jugadores que Bernardi pretende. Después será responsabilidad del DT que el equipo funcione, pero sin los refuerzos será difícil que el panorama cambie.

Lógicamente aparecen más nombres que refuerzos reales. Por el interés de los representantes o los clubes para instalar un jugador en el mercado, por la ansiedad periodística, o porque alguna negociación real salga a la luz será inevitable escuchar mil nombres y luego, con suerte, llegarán tres o cuatro. Pero esta vez esos «tres o cuatro» deben ser titulares, futbolistas que no necesiten adaptación, que no sean apuestas a futuro ni que tengan que recuperarse de lesiones. Deben llegar y jugar, no hay otra opción.

Obviamente la jerarquía no se compra. Y hoy pensar en conseguir una figura de alto nivel no resulta sencillo en un equipo que hizo una campaña pobre, que no juega ningún torneo internacional y que futbolísticamente está en un proceso de búsqueda de identidad. Pero la dirigencia y Sensini, junto a Bernardi, deberán reconocer ese plus que tienen algunos jugadores para entrar a la cancha y dejar en claro que son refuerzos, como la misma palabra sugiere.

El 2016 no será un año más. Con un Newell’s agitado políticamente, esta vez la dirigencia se encuentra ante un gran desafío. Fallar no está permitido. Un nuevo error en el mercado de pases afectará futbolísticamente, pero puede ser un golpe letal de cara al futuro de muchos.