El rosarino Gerardo «Tata» Martino, símbolo de Newell’s que actualmente se encuentra en la selección de México, analizó su trayectoria como director técnico, donde situó al Barcelona como su ciclo más flojo y al seleccionado paraguayo como su mejor etapa.

El ex jugador y entrenador campeón con la Lepra, que emigró gracias a eso al Barcelona de las estrellas con Lionel Messi a la cabeza, concluyó que «el de Barcelona fue el peor año de mi carrera», en referencia a su estadía en el club catalán entre 2013 y 2014.

«Desde el lado de los resultados no fue un mal año. Ganamos un título (la Supercopa de España) y jugamos una final, pero en Barcelona lo que importa es cuántos títulos ganás. Sin embargo, yo digo que fue mi peor año porque mi aporte como entrenador iniciaba y terminaba con la gestión del equipo», explicó el Tata.

Sobre el hecho de darle una impronta de velocidad distinta a la que venía acostumbrando el Barsa, dijo: «Hay cuestiones de que mi gestión tenía corta vida y para mí fue clave el clásico con el Real Madrid que ganamos por 2-1 en casa. El segundo gol lo hacemos corriendo al espacio y si el Barcelona corría al espacio era porque algo no terminaba de cuadrar. Pero yo entendía que si algo podríamos agregarle al equipo era no negarle la posibilidad de correr».

«La velocidad iba a hacer al Barcelona más completo porque cuando hubiera lapsos de dominio del equipo rival, estaba bueno esto de retroceder y salir al espacio. Eso lo llevaron a cabo al año siguiente con Luis Enrique», apuntó el ex DT de la selección argentina.

En contrapunto, Martino consideró que su mejor etapa como entrenador fue al mando del seleccionado paraguayo, al que llevó a los cuartos de final en el Mundial de Sudáfrica 2010 y alcanzó la final de la Copa América 2011 con ese mismo país.

«Lo que me dio la oportunidad de dirigir a Paraguay fue mi paso de cinco años en el fútbol local, en especial las semifinales de Copa Libertadores que conseguimos con Libertad ​en 2006. Me entusiasmó la calidad de futbolistas que podría tener», dijo.

Por último, el gran jugador que fuera alguna vez tuvo otro gesto característico de humildad al decir que no se incluiría en una alineación suya: «Difícil que un jugador como yo tuviera cabida en un equipo dirigido por mí. Me destaqué por cualidades técnicas y en función a mi lentitud fui desarrollando el hecho de jugar rápido a uno y dos toques».