Por Pablo Martínez

El técnico de Newell’s, Lucas Bernardi, camina por la cornisa y aunque recién comenzó el campeonato, se quedó sin el crédito del simpatizante rojinegro, que estalló en las redes sociales, después de la derrota en el debut ante San Martín de San Juan.

La serie de equivocaciones del entrenador leproso, en estos ocho meses al frente del primer equipo, son alarmantes. La soledad de Bernardi en el mundo ñulista, es insostenible, los referentes del plantel le soltaron la mano, principalmente el capitán Maximiliano Rodríguez, que la semana pasada, hizo declaraciones lapidarias sobre el conductor técnico. Además, los dirigentes presionados por los hinchas, no disimularon su preocupación y tienen pensando un plan B.

Los números del entrenador leproso son negativos y testimoniales, hasta el momento dirigió 17 partidos, donde ganó 5, empató 5 y perdió 7, el 39% de efectividad, uno de los tres peores técnicos de los últimos diez años, detrás de Cagna (27%) y Torrente (37%).

Los fanáticos leprosos, le reclaman a Bernardi una idea de juego, sin locuras tácticas y con mayores certezas a la hora de planificar un partido. El corrimiento de lugar de algunos futbolistas fue totalmente desacertada, es el caso del paraguayo Marcos Cáceres, que jugó de volante central, cuando el guaraní es defensor, se lo vió notablemente desorientado. Mientras tanto, Diego Mateo, un cinco natural estaba en el banco de suplentes.

La línea defensiva rojinegra también sufrió la mirada errática del técnico, que apostó a una línea de tres muy expuesta, porque los volantes no cumplían en el retroceso y en particular el peruano Luis Advíncula no coordinaba con Franco Escobar y por el sector derecho quedaba un vacío preocupante.

En el último contacto con la prensa, Lucas Bernardi dijo: “Importa muy poco cómo llega cada uno. El clásico es un partido diferente, y saldremos a ganarlo”. Tiene cierta veracidad la frase, pero el rendimiento del equipo rojinegro sigue en baja, desde el torneo anterior, y en el último clásico, prefirió cerrar filas cerca de su arquero, con inteligencia, para evitar una derrota desestabilizadora.

El entrenador rojinegro no convence, su falta de autocrítica y una confusa dialéctica para justificar decisiones injustificables, enerva al simpatizante leproso, que desde hace más de un semestre, no encuentra respuestas serias desde el banco de suplentes.

El partido del domingo será decisivo para el futuro de Bernardi, una derrota lo sentenciaría a abondonar el cargo y una victoria, lo revitalizaría como técnico. Lo cierto, es que el hincha ya no le perdonará los errores y que en el boca de urna, ya perdió la confianza de todos.