Por Santiago Fraga

Si el partido de Juan Martín Del Potro frente a Novak Djokovic había sido el mejor de toda la competición, esta semifinal llegó para abrir ferozmente el debate. El tandilense, en una muestra de garra, sacrificio y amor propio, venció a un dificilísimo Rafael Nadal y se llevó el pase a la gran final de los Juegos Olímpicos de Río 2016, con lo cual, además, se aseguró como mínimo la medalla de plata. El partido duró 3 horas y 9 minutos.

Tras caer por 7-5 el primer set, el argentino repuntó y se llevó la gloria por 6-4 en el segundo y 7-5 en el tie-break final. La precisión en el primer saque fue una de las principales claves de ‘Delpo’ para complicarle las cosas al español. Cinco aces contra uno y una precisión del 72% contra 54% del español en el primer saque fue el resultado del primer set, aún habiéndolo perdido. No obstante, también es cierto que dicha precisión había ido en decaída con el transcurrir de los puntos y el aumento del cansancio, uno de los causantes de la derrota final en ese tramo.

Otro punto destacable de Del Potro fue su derecha, con la que se salvó de más de un apriete ante un Nadal que a pura garra supo hacerlo sufrir y pasar malos momentos al tandilense. El arma del número 5 del ranking mundial ATP fue hacerlo correr de un lado al otro al argentino en cada punto, imaginando que sería un partido largo y lo que ello implica con el desgaste de varios días que ambos llevaban a cuestas.

A pesar de que lo supo disimular a la perfección, la triple competencia comenzó a pasarle factura a Rafa Nadal, en un encuentro donde cada factor (físico, anímico, emocional) creció más y más en su importancia con el correr de los minutos.

La derecha de Delpo, esa que se había tenido que hacer operar en 2010, apareció más fuerte que nunca y a pesar de que Nadal supo golpear en momentos claves con terribles quiebres de saque y un contrabreak con el juego igualado.

En el tie-break Del Potro se hizo fuerte, golpeando primero y llegando a colocarse 5-2 arriba. El español se acercó y asustó, pero el tandilense en esta se mantuvo firme y consiguió un triunfo tan emocionante como el partido que demostraron dos referentes de este deporte.

Ahora le tocará en la final el británico Andy Murray, esa final que no pudo ser en los juegos de Londres 2012. Sin embargo, el resultado será lo de menos. Gane o pierda, el domingo Del Potro pondrá punto final a una competencia que quedará marcada a fuego en su biografía, siendo la consagración de uno de los mayores sacrificios de su carrera.

Télam 13/08/2016 Río de Janeiro: El argentino Juan Manuel del Potro en acción durante el cotejo por la semifinal del tenis masculino de los Juegos Olímpicos frente al español,Rafael Nadal. Foto: enviado especial Daniel Dabove

Del borde del retiro a finalista de los Juegos Olímpicos

«Yo estuve cerca de dejar el tenis. Me frustraba estar en casa y no veía el tenis en la televisión porque era algo triste para mí»; esa frase otorgada por el tandilense a La Nación en abril de este año es la clara referencia de lo que tuvo que pasar el tenista argentino para llegar hasta este momento.

Tres operaciones en su muñeca izquierda, una en la derecha y, en total, más de un año de inactividad y recuperación. Tan traumante proceso forjó la identidad de uno de los deportistas argentinos más destacados de estos Juegos Olímpicos.del potro cirugia

Lejos parecía la consagración en el US Open del 2009, o incluso aquella medalla de bronce en los Juegos pasados. Contra todo pronóstico, e incluso el de él mismo, hoy Juan Martín Del Potro está en la final, y se aseguró, como mínimo, la medalla de plata.

«Es algo que ni en mis sueños hubiera imaginado», aseguró emocionado al terminar el partido contra Nadal. Tampoco se hubiera imaginado, seguro, quedar encerrado 40 minutos en un ascensor y en ese mismo día derrotar en un dramático encuentro a uno de los mejores tenistas de la historia como Novak Djokovic.

Tampoco, seguramente, habrá alguna vez soñado que tan sólo unas horas después de semejante hazaña derrotaría a otro rival y jugaría un partido de dobles en la misma jornada.

Efectivamente, si hay algo que estos juegos están demostrando para la Torre de Tandil es que no existen los imposibles, y que con sacrificio, pasión y dedicación, cualquiera se puede reponer de los peores momentos y brillar.