Por Fabrizio Turturici

El valor de los orígenes, los orígenes de los valores. De los arrabales de Villa Gobernador Gálvez a Tokio. De recolectar cartones a brillar en el ring. De la albañilería a los guantes. Daniela Bermúdez, una trabajadora del boxeo y de la vida, luchó incansablemente hasta convertirse en multicampeona mundial. Enarbolando la humildad como bandera, fue trepando peldaños desde bien abajo hasta acariciar la cumbre del boxeo internacional.

Con apenas veintiséis años y un hambre de gloria arrasadora, “La Bonita” pregona un futuro auspicioso y se va acomodando en el pináculo del deporte nacional. El ranking global la coloca como la quinta supermosca. En el país ya es la segunda mejor. Más allá de sus logros deportivos, una historia de vida apasionante, narrada en primera persona por Daniela Romina Bermúdez y retratada por Conclusión.

“Mi papá era albañil y tenía muchos trabajos. Entonces mis hermanos y yo lo ayudábamos. Es algo que me gusta. Ahora estoy haciendo mi casa y yo revoco los cerámicos”, contó.

“La Bonita” viene de una familia ligada a los guantes y unida por un amor cálido, que puede vislumbrarse a simple vista. Su padre fue pugilista y es entrenador —además de Daniela— de muchos chicos humildes, que rescata de la calle para integrarlos a la sociedad mediante el deporte. Su hermano mayor y hermana menor, también lo son: el primero con una trayectoria notable, la segunda (18 años) ya es bicampeona nacional. “Gracias a mi familia, soy lo que soy. Son mi sostén, están acompañándome siempre. Con ellos me olvido de todo”, dijo Daniela. “Mi papá siempre me dice que hay que ser humilde y no faltarles el respeto a los rivales”, compartió.

Bonita BermudezComo toda persona con corazón a la que no le regalan nada, sino que todo lo construye con sacrificio, no se olvida de dónde viene. El valor de los orígenes, los orígenes de los valores. Además, Bermúdez narró que “somos una familia muy humilde que viene de abajo. A nosotros, en un tiempo nos tocó cirujear y lo tomábamos como un trabajo. Junto a mi hermano (Gustavo) tuvimos que juntar cartones. Venimos de un sacrificio bárbaro. También tengo un hermano con discapacidad; y siempre que peleó pienso en él y en mi familia. Eso me ayuda mucho”.

“La Bonita” demuestra que los campeones, además de algo inmaterial, de esa cuota de talento innato, están hechos de esfuerzo y trabajo: “Entreno tres veces por día, de lunes a lunes. Es un sufrimiento que tiene sus recompensas”.

Al ser consultada sobre el dinero que ganan las boxeadoras, hizo una autocrítica muy fuerte y explicó que “las mujeres cobramos muy poco. Ojalá algún día las federaciones se acuerden que nosotras sufrimos y peleamos como los hombres. Nos ha tocado ir a pelear a dedo”, relató.

Daniela, hermana y su padreA pesar de las enormes victorias consagradas en su carrera, y de ser la actual multicampeona del mundo en su categoría, Daniela mantiene los pies sobre la tierra, siguiendo el consejo de su padre ‘Tito’: la humildad no hay que perderla nunca. “A veces me reconoce la gente, me manda mensajes, me llaman los periodistas, te tienen allá arriba. Después de esta pelea que hice en Japón (victoria y tercera retención del cinturón mundial supermosca OMB ante la japonesa Tomoni Takano) me felicitaron todos. Nunca pensé que iba a llegar a esto, estoy orgullosa de mí misma y de mi familia que me apoya todo el tiempo”.

“El boxeo me cambió la vida en muchas cosas: puedo tener mi casa”. No obstante, al cierre de la nota, “La Bonita” expone algunas carencias, increíbles —tanto para el lector como para quien escribe estas líneas, quien (mal) presupone que una campeona de esta índole es apoyada por el Estado— y pide “por favor, si nos pueden ayudar con el gimnasio, les estaríamos agradecidos. Necesitamos bicicletas, bolsas… Es humilde, mi papá a veces compra, pero no alcanza”. Daniela revela que la Municipalidad no realiza ningún tipo de aporte y no ayudan. “Si vos vas a pedir, no te dan bolilla. Mi papá tiene muchos boxeadores humildes, que no pueden pagar una cuota. Entonces estaría bueno que se acerquen para ayudar”, sentenció.

Por último, Daniela Romina Bermúdez deja un mensaje para aquéllos que se inician en la actividad deportiva: “Sigan, porque el deporte es lindo; a mí me cambió la vida. Luchen por lo que quieren llegar a ser”. Eso sí, -y acá pequemos de reiterativos para que quede bien claro-, “siempre con mucha humildad”.

Fotos y video: Salvador Hamoui