Por Pablo Martínez 

A un año de la obtención del título mundial, el recuerdo y la admiración por la Scaloneta sigue intacta.  Es que el plantel que lideraba Lionel Messi nos representó como nadie en todas las facetas imaginables, fue un equipo que se reconstruyó en su peor hora, que encontró una identidad, fijó un objetivo y obtuvo con sobrados argumentos la gloria mundial.

El equipo argentino fue el orgullo de todo un pueblo, que desde hace tiempo está necesitado de una referencia, de un rumbo coherente y efectivo, y el campeón del mundo sintetizó esa idea, a partir de un proyecto serio se consiguió todo, no sólo el éxito deportivo sino que además, unió a una sociedad cada vez más agrietada.

Esa combinación bien argentina, la calidad de los intérpretes, la enjundia para pelear cada pelota y el plus que significa levantarse ante la adversidad, lo demostró en el inicio y en la gran final ante los franceses, hace exactamente un año atrás.

El 7 de septiembre de 2018 fue la génesis del proyecto, un inexperimentado Lionel Scaloni debutaba en el seleccionado nacional como DT, en aquella goleada ante Guatemala. El hombre de Pujato era el responsable de un cambio profundo, había que armar un equipo que dejara la Messidependencia de lado, debía ganarse la confianza de los de adentro y también de los de afuera.

El trabajo del entrenador fue encomiable, había que sacar piezas y reemplazarlas por otras, sin errar demasiado, había poco margen de error. Y fue encontrando identidad con el andar del equipo, la eliminación en semis de la Copa América de 2019 no hizo mella y por el contrario, se fue armando algo interesante.

Argentina inició su camino victorioso en el 2021, la presentación del equipo en Brasil fue prometedora, el certamen continental lo catapultó, más una final ganada ante el anfitrión, que ilusionaba al fútbol argentino. Los rendimientos de De Paul, Dibu Martínez, Messi, Otamendi y Di María, con un gol soñado, despertaban esperanza y entusiasmo.

En el trayecto a Qatar, la Scaloneta se quedó con la Finalissima, venciendo al campeón de Europa (Italia) con superioridad 3-0. Cada paso que daba la selección agigantaba el sueño mundialista.

La historia de la selección en el exótico país asiático fue fantástica, la derrota inicial ante Arabia que nos bajaba de la ilusión de llegar a lo más alto, volvían los fantasmas derrotista, que parecían haber quedado atrás, no caben dudas que fue un detonante que cambió el rumbo.

 

Y volvió a verse la mano del entrenador, porque le dio la titularidad a Enzo Fernández y Alexis Mac Allister, que no defraudaron, al contrario, tuvieron un nivel sorprendente hasta el final.

La Albiceleste jugaba condicionada, pero parecía cómodo con esa responsabilidad y así fue como consiguió las dos victorias necesarias para seguir con el sueño intacto (2-0 ante México y Polonia).

Argentina llegaba al cuadro final con reservas anímicas y futbolísticas, que alarmaban a sus rivales de turno.

En octavos de final, llegó Australia, le costó más de la cuenta pero se quedó con la victoria justa, fue 2-1. Luego llegó el partido decisivo, es que Países Bajos fue un hueso duro de roer, parecía una final, ambos lo jugaron como tal.

El inolvidable «Topo Gigio» de Messi al banco de suplentes de los Naranjas, la posterior definición por penales donde empezó a asomar un Dibu Martínez extraordinario, su desparpajo ante los rivales, hicieron de esa definición una serie para recordar, luego llegaría: «Que mirá bobo, andá pa allá», que mostraba a un Messi líder, nunca antes visto.

Para completar, en semis, la Albiceleste fue letal ante Croacia, con un cómodo 3-0, donde un juvenil Julián Alvarez se ganó la titularidad a fuerza de goles.

La final fue inolvidable, de película, inimaginable en lo previo, es que Argentina hizo el mejor primer tiempo de todo el ciclo de la Scaloneta, borró de la cancha al poderoso Francia, se fue al descanso con un 2-0 irremontable. En contrapartida, el complemento fue el peor rendimiento del elenco del DT pujatense, Mbappé hizo de las suyas y terminaron en un 3 a 3 no apto para cardíacos.

Esta selección nacional tiene armas para pelear en todos los frentes y en los penales, volvió a aparecer el inmenso arquero marplatense, que atajó uno y sus compañeros que ejecutaron tuvieron finos y contundentes, para que el disparo de Montiel se transformara en el momento cúlmine del fútbol argentino, para que estos guerreros argentinos se metieron en la historia del fútbol mundial.

Un año después, el nivel futbolístico del equipo no ha caído, si bien los rendimientos no son los similares a otros tiempos, la preocupación crece día a día, tras las dudas sembradas por Scaloni, que no sabe si continuará en el cargo, de cara al compromiso más cercano, la Copa América 2024.