Por Santiago Fraga

Luciano Pocrnjic; Franco Escobar, Sebastián Domínguez, Néstor Moiraghi, Germán Voboril; Héctor Fértoli, Jalil Elias, Mauro Formica, Jacobo Mansilla; Maximiliano Rodríguez e Ignacio Scocco. Ese equipo, dirigido por Diego Osella, fue el encargado de clasificar a Newell’s a esta Copa Sudamericana, escapándose la plaza a la Libertadores por muy poco.

De aquellos once, tan solo dos repitieron esta noche en el Arena da Baixada, menos de un año más tarde. Los que hoy entraron al césped sintético del estadio brasileño, en cambio, están muy lejos de poseer el nivel de disputar partidos internacionales.

La actuación fue vergonzosa, pero caerles con una crítica dura sería injusto para ellos también: es lo máximo que pueden dar.

Tras varios meses de partidos flojos, que en el medio costaron el puesto a Juan Manuel Llop, la llegada de Omar De Felippe comenzó a hacer levantar el nivel de un equipo golpeado, pero un compromiso de estas características no debería haber estado en los planes de nadie. Lo sabía el cuerpo técnico, lo sabían los jugadores y lo sabían los miles de hinchas que coparon la tribuna visitante del enorme estadio. Más que un premio, un desafío de este estilo era un suicidio.

En lo que refiere a lo ocurrido durante los 90 minutos, Newell’s repitió los errores que comete en la Superliga, pero esta vez fueron ante un rival como Atlético Paranaense que juega bien al fútbol y en una cancha que pareció el doble de grande de las que se acostumbra a jugar en Argentina.

José San Román se vio sobrepasado constantemente en el lateral derecho, como así también Fernando Evangelista en el izquierdo, y esa descompensación dejó regalados en cada jugada a Fabricio Fontanini y Joaquín Varela. Cuando la línea defensiva falla, necesitas un arquero que aporte seguridad, y Luciano Pocrnjic estuvo totalmente lejos de serlo, siendo, de hecho, responsable directo del primer gol brasileño.

Analizando más adelante en el campo, el medio leproso estuvo partido desde el minuto cero. El equipo plantó una distancia enorme entre sus líneas y los jugadores se vieron solos en todo momento del partido. De esta forma, la Lepra dependía de una genialidad de alguno de sus extremos, que nunca llegó, o de un 9 aguerrido y afilado como suele ser Luís Leal, cosa que Daniel Opazo estuvo lejos de cumplir.

Ante todo este panorama, el resultado de esta noche fue previsible y hasta podría haber sido más abultado, por cómo se dio el trámite. No obstante, el objetivo de Newell’s en este momento no es (ni debe ser) el pasar de ronda en esta competencia, sino poner los pies en la tierra y continuar afianzando el torneo local. Un duro golpe como este no debería serlo tanto, pensando en lo que queda en este semestre.

Solamente en lo que refiere a abril se vienen compromisos muy difíciles para la Lepra en la Superliga como Talleres, Boca o Independiente, quedando incluso lejos en el tiempo el partido de vuelta de esta copa. De Felippe sabe que deberá ir paso a paso y no obnubilarse con metas que hoy, con el material del que dispone, son inalcanzables.