Uno de los aviones militares que transporta desde Colombia los restos de futbolistas y dirigentes del club Chapecoense aterrizó a las 9.30 (8.30 de Argentina) en el aeropuerto de Chapecó, ciudad del sur de Brasil donde se realizará un velorio colectivo en el estadio Arena Condá, en un homenaje del que participará el presidente Michel Temer. El segundo, arribó minutos después.

Temer, llegó poco antes de las 9 (8 de Argentina) a la base aérea de la ciudad de Chapecó para participar de un pequeño acto oficial en el aeropuerto para homenajear a los futbolistas fallecidos el lunes pasado, al caer el avión en el que viajaban en las afueras de Medellín, Colombia, causando en total 71 fallecidos, de los cuales 19 eran deportistas.
Temer y otras autoridades nacionales se reunió con los familiares del accidente en una sala reservada del aeropuerto local, sin presencia de periodistas, y el diario local Diario Chapecó reportó que Temer evalúa no participar del velorio en el estadio del Chapecoense, Arena Condá.
En Medellín, destino del vuelo chárter que se estrelló el lunes con 77 personas a bordo, avanzaba el envío a sus respectivos países de los restos de los futbolistas, directivos del club, periodistas y tripulantes muertos en una tragedia que ha conmocionado al mundo.

El primer repatriado fue un ciudadano paraguayo, informó la cancillería colombiana, que indicó en un comunicado que prevé que este viernes culmine el proceso de retorno a sus respectivos países del resto: 64 brasileños, cinco bolivianos y un venezolano.

«Lo que más se quiere ahora es salir para casa, llevar a nuestra casa a nuestros amigos y hermanos, porque la espera es la peor cosa que se tiene», dijo Roberto Di Marche, primo del fallecido directivo del cuadro brasileño Nilson Folle Junior.

Las seis personas que sobrevivieron milagrosamente al choque  tres futbolistas y un periodista brasileños y dos tripulantes bolivianos – permanecen internados en clínicas cerca de Medellín.

«Estoy en shock», dijo Ximena Suárez Otterburg, la azafata boliviana que fue rescatada con lesiones pero consciente en el lugar del accidente, un paraje remoto a 50 kilómetros al Sur oeste de Medellín, la ciudad colombiana donde el Chapecoense debía medirse el miércoles pasado ante Atlético Nacional por el partido de ida de las finales de la Sudamericana.

«Dios no puedo explicar el dolor que siento», escribió en su cuenta en Facebook desde la Clínica Somer de Rionegro acompañada de fotos con varios de los miembros de la tripulación del avión de la compañía Lamia, de matrícula boliviana, que fallecieron al estrellarse contra las montañas.

Este viernes se conoció un video en el momento en que la policía colombiana rescata al técnico boliviano Erwin Tumiri, también hospitalizado en la Clínica Somer.

«¡Alex! ¡Ángel!¡David! ¿Dónde está mi tripulación», preguntó el hombre, visiblemente desorientado, a los policías que le piden que guarde energía y no se desgaste, mientras lo evalúan y trasladan a un centro médico.

Según la cancillería colombiana, Tumiri será trasladado este viernes «una vez dado de alta por el centro médico en el que se encuentra».

Además de Suárez y Tumiri, sobrevivieron los defensores Alan Ruschel y Hélio Neto, y el guardameta Jackson Follmann, así como el periodista Rafael Henzel.

El avión que cubría la ruta Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) – Rionegro (Colombia) se accidentó antes de llegar al aeropuerto José María Córdova, que sirve a Medellín, por falta de combustible, según la principal hipótesis de los investigadores.

La licencia de vuelo de Lamia fue suspendida por el gobierno de Bolivia, que inició una investigación sobre el siniestro. Las autoridades sospechan de normas laxas en el control aéreo.

El propio presidente boliviano Evo Morales pidió en una rueda de prensa este viernes «que se investigue» todo lo relacionado con la compañía aérea.

Morales aseguró que no interferirá en la investigación de la empresa Lamia, cuyo director general, Gustavo Vargas, fue piloto del mandatario durante su Presidencia pero también en los años 1980, cuando era dirigente sindical.

Bruno Goytia Gómez, hijo de 18 años del copiloto del accidentado avión, Ovar Goytia.

El joven, contó que su padre había transportado a decenas de equipos de fútbol, entre ellos las selecciones de Argentina, Bolivia y Venezuela.

También clubes como el paraguayo Sol de América, equipos bolivianos y al mismo Atlético Nacional de Medellín, el rival de Chapecoense en la final del torneo continental que nunca se jugó.

«Me da mucha pena que se hayan ido de esta forma. Muy buena gente, amigables, con la felicidad sumamente alta», dijo sobre los fallecidos futbolistas, a quienes recuerda riendo, cantando y tomando mate.

El trágico choque cortó las aspiraciones del modesto Chapecoense, un club fundado hace 43 años y que trepó deportivamente desde 2009 hasta alcanzar la cúspide del fútbol regional.