El filipino Manny Pacquiao intentará desafiar el paso del tiempo cuando se enfrente el sábado en Las Vegas al estadounidense Keith Thurman, invicto campeón de los pesos wélter por la Asociación Mundial de Boxeo.

Pacquiao, de 40 años, se verá las caras en el MGM Grand contra el que será su mayor desafío desde su derrota en 2015 ante el legendario Floyd Mayweather en la denominada «Pelea del Siglo».

El filipino, que ha conseguido combinar exitosamente su carrera como político en su país con su regreso al ring al más alto nivel, se mostró en gran forma en enero, cuando venció por decisión unánime al también norteamericano Adrien Broner.

Sin embargo, el campeón en ocho divisiones diferentes se enfrenta ahora a un reto mucho mayor en Thurman, considerado uno de los pegadores más duros de los pesos wélter en la actualidad con 22 nocauts en sus 30 combates.

Thurman, quien a sus 30 años es una década más joven que su oponente, ve la pelea del sábado como una oportunidad única para construir su legado, alegando incluso que va a retirar al filipino definitivamente.

Esta es una oportunidad única para destruir a una leyenda», declaró Thurman, situando a la vez a Pacquiao dentro del Panteón del boxeo junto a algunos de los más grandes de todos los tiempos.

«Es como si peleara con Sugar Ray Robinson o Roberto Durán. Es Manny Pacquiao. Es una sensación increíble y se va a sentir aún mejor cuando eleve mi puño al final de la noche», agregó.

Pero Pacquiao (61-7-2, 39 KOs) no se amilana. Sabe cómo funciona el boxeo y reconoce que no tiene animosidad hacia su rival.

«Para mí no es nada personal. Nuestro trabajo es pelear. Tiene algo que demostrar y yo también. Es fácil decir cosas pero no es tan fácil llevarlas a cabo en el ring», señaló el filipino.