El delantero Neri Bandiera, hace más de una década que emigró de Rosario para cumplir su gran sueño: jugar en el fútbol profesional y lo logró con creces. El atacante surgido en la Rosarina dialogó con Conclusión sobre su presente futbolístico e hizo un recorrido sobre su historia de vida.

Después de pasar por casi todas las categorías del fútbol del ascenso, el atacante que se inició en el fútbol de la Rosarina, viene demostrando rendimientos convincentes que le aseguran la permanencia en equipos de Primera División. Un derrotero que se inició en Sarmiento del Chaco y que hoy lo tiene en Barracas Central, jugando Liga Profesional.

Neri contó la experiencia de jugar en el club que preside la familia del Chiqui Tapia: «Llegué a un club que tenía la responsabilidad de mantenerse en primera división en el primer año, me encontré con una institución muy ordenado, tanto en infraestructura como en lo económico, el club nos brindó todo desde un principio, a mi a mi familia, desde lo futbolístico nos fue bien y me sentí muy a gusto».

El delantero tiene alma de viajero, porque así se lo exigió su carrera deportiva, militó en ocho equipos durante casi doce años y contó su experiencia: «Donde más estuve fue en Juventud de Gualeguaychú (dos años y medio) con un ascenso de por medio, pero uno en esta carrera se acostumbra que a veces tiene que armar la valija y salir a otro lado, con la familia que acompaña, que se adapta muy bien, y como siempre disfrutaremos de la nueva ciudad si nos toca irnos de nuevo».

En cuanto a su futuro, Bandiera habló de sus deseos para el corto plazo: «Me quedó la espina de esa temporada en Chile que había comenzado muy bien, y tuve una lesión, tal vez en busca de una revancha me gustaría tener otra oportunidad en el exterior, no me desespera, hice un buen torneo y se pueden abrir otras puertas, esperemos ver lo que pasa, me siento bien en todo sentido».

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