Por Pablo Bloise

No es desacertado pensar que un buen presente futbolístico puede esconder (aunque sea por un tiempo) los problemas debajo de la alfombra. Sin embargo, el de Newell’s no es el caso. Los inconvenientes económicos persisten, las respuestas no aparecen y lo único que florece es el malestar. Todos están al tanto y ninguno se hace el distraído, más allá del segundo puesto en la tabla. Desde los jugadores, pasando por los empleados del club y terminando en los hinchas. Los principales apuntados, los dirigentes.

Es verdad que la situación no da para más y que la idea de reiniciar el reclamo que tuvo lugar en el verano no sería descabellada. Así como también es cierto que el plantel de Newell’s batalla día a día para que la cabeza no tambalee, no se disperse y continúe enfocada en el más importante de los objetivos: el campeonato.

Osella resalta hasta el hartazgo “la buena voluntad” de este equipo en seguir jugando (y ganando), intentando dejar de lado la situación irregular que vive, pero no se puede tirar mucho más de esa soga. Tanto el cuerpo técnico como el plantel lo saben y lo tienen claro, pero eligen no pensar en eso.

El constante reclamo desgasta. Pensar en los problemas debilita y genera estrés. No se nota en la cancha porque “el compromiso es con la camiseta”, coinciden los jugadores, porque Osella los contagia y porque la gente empuja. Pero, ¿hasta cuándo? ¿Se puede ser protagonista y pelear hasta el final de esta manera?

Los despidos de tres empleados empeoraron las cosas, que mucho más se dilataron cuando la dirigencia les pidió a los jugadores que no presenten sus cheques para cobrar. Mañana, otra vez a entrenar sin la ropa del club en señal de reclamo. Mientras tanto, el equipo que no cobra y que se entrena con su propia indumentaria, hace cuatro días era el puntero del campeonato.

La solución puede que llegue pronto como que su arribo se prolongue unos cuantos días más. Los dirigentes siguen en un tire y afloje con los empleados, mientras que la Lepra de Osella resiste y resiste, como lo ha hecho a lo largo de estas 22 fechas. Las cuentas bancarias no se mueven y los jóvenes son los que más lo sufren. Más allá del buen andar en el torneo local, si uno frena y se pone a mirar el mañana, pensando en el rearmado del plantel para una posible participación en alguna copa internacional, no será fácil retener a un jugador que ha sufrido estas irregularidades y ha estado tanto tiempo sin cobrar.