Sin historia. San Lorenzo cayó 2-0 ante Real Madrid y no pudo lograr la hazaña de conquistar el Mundial de Clubes disputado en Marruecos. El equipo merengue consiguió de modo inobjetable el certamen, la cuarta estrella intercontinental, tras las alcanzadas en 1960, 1998 y 2002.

Con la 22ª victoria consecutiva de su equipo, el DT italiano Carlo Ancelotti se transformó en el más ganador de títulos de esa magnitud, al sumar el de hoy a los tres que tenía con Milan de Italia (dos como jugadores en 1989 y 1990 y otro como entrenador en 2007).

La primera media hora del partido transcurrió del modo más conveniente para San Lorenzo. Fricción, faltas en cada pelota dividida, protestas sensibilizadas por las declaraciones previas en relación al juego violento y poca continuidad de juego para impedir que Real Madrid calentara sus máquinas ofensivas.

El equipo de Bauza comprimió diez jugadores en los últimos 30 metros de la cancha y con ello bloqueó todo fluir de ataque en el conjunto español, que eligió el costado izquierdo de Emanuel Más como flanco preferido para la búsqueda del gol.

Sólo el uruguayo Martín Cauteruccio quedó despegado del compacto defensivo azulgrana, con un trabajo muy arduo para retener la pelota hasta el adelantamiento de la primera línea de mediocampistas. Por esa razón, San Lorenzo no tuvo acercamientos serios al arco de Iker Casillas.

Real, por su parte, contó con una ocasión clarísima el minuto cuando el alemán Toni Kroos le quitó una pelota a Juan Mercier y cedió para el ingreso de Cristiano Ronaldo, cuyo envío cruzado pasó a centímetros del botín derecho del Benzema.

Después de esa acción, el Madrid sólo dispuso situaciones de pelota parada (seis en los primeros 25 minutos) y por esa vía llegó al gol, justo en el momento en que San Lorenzo crecía en confianza y ensayaba un tímido adelantamiento para recuperar la pelota más lejos de su arco.

Kalinski perdió una pelota en ofensiva y generó un contraataque vertiginoso de Benzema, que cedió para la entrada de Bale, cuyo disparo desvió Torrico. En ese córner, con la pegada punzante de Kroos y un cabezazo certero de Ramos, Real Madrid se puso en ventaja.

El 0-1 parcial no cambiaba los planes de San Lorenzo, consciente de la necesidad de permanecer ordenado atrás y al acecho de alguna oportunidad en ofensiva.

El verdadero problema ocurrió a los 6 minutos del segundo cuando el campeón de Europa estiró la ventaja con un débil tiro de Bale, que tuvo una deficiente respuesta de Torrico, después de una excelente asistencia de Isco.

La diferencia de dos tantos y el abismo de jerarquía entre un equipo y otro presentaron un escenario de partido liquidado, con la numerosa parcialidad azulgrana golpeada en su ilusión de lograr la hazaña.

San Lorenzo quedó atrapado en la disyuntiva de buscar el descuento con pocos argumentos y exponerse a una goleada memorable o conformarse con la derrota decorosa ante un rival que jugó a placer la última media hora, con circulación, toques y algunos lujos.

Recién a los 9 minutos del segundo tiempo, San Lorenzo tuvo su primer remate directo al arco de Casillas con un tiro elevado de Kalinski, producto de un avance a puro empeño.

El ingreso de Leandro Romagnoli respondió a la intención de aportar una cuota de fútbol en el equipo y el de Mauro Cetto por el maltrecho Yepes para ganar firmeza en una zona que el Madrid buscó filtrar con la peligrosidad de Benzema y Cristiano.

El campeón tuvo piedad en la recta final del juego y se floreó ante el público marroquí, que lo alentó animadamente durante toda la noche. En el tiempo restante, sólo hubo lugar para el homenaje a Ramos, símbolo del carácter ganador del equipo y ejemplo de cómo jugar una final. El zaguero se ganó una ovación a los 43 minutos, que luego se hizo extensiva al equipo cuando el guatemalteco Walter López Castellanos pitó el final.