Por Pablo Martínez

Oriental es el típico paradigma del club de fútbol, donde la pelota es la excusa perfecta para alejarse a diario de los males que apremian a los jóvenes rosarinos. Los chicos reciben la contención de técnicos, profes y dirigentes, que dedican el tiempo de su vida particular para ofrecerles una compañía paternal.

Conclusión dialogó con Ramón Enriquez, miembro de la cuerpo directivo aurinegro, que nos graficó la actualidad de la institución ubicada en Buenos Aires al 5800: “Estamos muy bien, yo estoy en la comisión con la presidenta Natalia Varela. Pudimos hacer los baños de la cancha de baby, estamos trabajando bien. Acá vienen a practicar 120 chicos, es impresionante, en el fútbol infantil tenemos dos líneas y tenemos bien armadas las inferiores”. Y agregó: “Sacamos los chicos de la calle, para nosotros es muy importante, lo acompañamos siempre a sus casas, porque la calle está muy peligrosa, tenés que estar atrás de ellos, acá lo contenemos bien”.

En Oriental, no sólo se juega al fútbol, también es un refugio para los pibes: “A veces te cuentan sus problemas, el año pasado le dimos una copa de leche, le dábamos el mate cocido o la chocolatada a la tarde y se iban contentos, porque venían a practicar sin comer nada, siempre hacemos algo por los chicos. Hay que hablarles siempre, para evitar que se acerquen a la droga”.

Pero también es importante el espíritu competitivo y Enriquez, explicó el presente deportivo: “Nosotros participamos en el torneo de la Asociación Rosarina de Fútbol (ARF), tenemos dos líneas en el baby, en las inferiores vamos primeros de la zona A2, estamos trabajando bien, la idea nuestra es ascender a la A1. Estamos bien físicamente, tenemos dos profes que trabajan con los chicos. En primera, estamos terceros, con un buen técnico como Scireta, con esfuerzo y sacrifico, las cosas están saliendo bien”.

En cuanto a los ingresos económicos, el dirigente afirmó: “No hay subsidios ni gerenciadora, acá la plata sale de los socios, de alguna cena para recaudar fondos o del bolsillo de la presidenta y que después se repone desde el club. Tenemos la suerte, que una empresa nos da las camisetas y que el plan Abre, nos permitió realizar varias obras en el club».

«Nosotros hacemos todo ad honorem, yo voy a la liga como delegado, voy en colectivo o en algún remisse, acá hay que trabajar, gracias a Dios Inostrosa, lo fines de semana nos dona frutas para darle a los chicos, antes y después de los partidos», concluyó Enriquez.

Los futbolistas que integran las divisiones juveniles, llegan de las cercanías del club: «Vienen muchos chicos del barrio, de Las Flores, de San Martín al fondo, algunos que son de Saladillo, siempre vienen a practicar, está muy complicado todo, nunca se van solos».

Ramón Enriquez, también se refirió al talento inagotable de los futbolistas rosarinos: «Hay chicos que se destacan, tenemos un pibe en Central que juega en AFA, otro en Newell’s y ahora en Independiente, está Benjamín Chaparro. Además, siempre tenemos pruebas de equipos de Buenos Aires: Lanús, San Lorenzo, Gimnasia de La Plata y Banfield, se quieren llevar como 12 chicos. La otra vez, los llevamos a Estudiantes de La Plata».

Para concluir, Enriquez se emocionó cuando describió su sentimiento por la institución sureña: «Para mí, Oriental es mi vida, salgo de trabajar y me vengo, estoy desde las 18 hasta las 23, uno siempre trata de cuidarlo, tratamos que los baños estén limpios en el fin de semana, yo no cobro nada, el año pasado pintamos el club. Yo soy del barrio y vengo de chiquito, lo amo al club, cuando no hay jornada, no se qué hacer en mi casa, me aburro demasiado«.

Mientras tanto, la pelota sigue rodando en las canchas del club, los pibes corren detrás de un sueño, llegar al fútbol de primera pero también se sienten seguros por un rato, porque se alejan de la triste realidad que los golpea, la droga siempre los espera afuera y el club es un refugio salvador.