River Plate y Boca Juniors jugarán el Superclásico de todos los tiempos, un partido excepcional y sin antecedentes en la historia, pues a la tradicional rivalidad que por defecto lo magnifica se le suma la puja directa por la Copa Libertadores de América, un factor que garantiza para siempre su perdurabilidad en la memoria del fútbol sudamericano.

En 110 años de enfrentamientos nunca hubo un cruce de semejante relevancia como el que sostendrán en el estadio Monumental desde las 17, con arbitraje del uruguayo Andrés Cunha y transmisión de Fox Sports.

El partido en Núñez será la revancha de la primera final que empataron 2 a 2 en La Bombonera el domingo 11 de noviembre, el día después de una fuerte tormenta en Buenos Aires que postergó un día más la ansiedad de los hinchas.

Si mañana terminan empatados al cabo de los 90 minutos reglamentarios, se disputarán 30 de prórroga en dos tiempos de 15 y, de persistir la igualdad, el nuevo campeón sudamericano se determinará con tiros desde el punto penal.

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Cuando el uruguayo Cunha pite el inicio del juego, el país tendrá una atmósfera similar a la de un partido de Mundial del seleccionado argentino y concentrará también la atención del mundo, ya que será transmitido en vivo en más de 30 países.

El propio presidente de la FIFA, el suizo Gianni Infantino, no ha querido perderse la cita y estará en Buenos Aires sólo por un día y medio para presenciar el Superclásico, algo que el semanario británico The Observer recomendó como uno de los 50 espectáculos deportivos que no hay que perderse antes de morir.

El ganador de la Libertadores 2018 se clasificará para el Mundial de Clubes de Emiratos Árabes, que se disputará entre el 12 y 22 de diciembre en las ciudades de Al Ain y Abu Dhabi.
River persigue la ilusión de sumar su cuarta Copa Libertadores y la segunda del ciclo de Marcelo Gallardo, el técnico más prolífico de la historia del club en el ámbito internacional con cinco títulos.

El «Millonario» fue campeón sudamericano en 1986 con el «Bambino» Héctor Veira, en 1996 bajo la dirección técnica de Ramón Díaz y en 2015 con el «Muñeco». Boca tiene como obsesión alcanzar la «Séptima» e igualar a Independiente como el club más ganador en la historia del máximo torneo continental.

Sus anteriores conquistas fueron en 1977 y 1978 con el «Toto» Juan Carlos Lorenzo; 2000, 2001 y 2003 al mando de Carlos Bianchi y 2007 de la mano de Miguel Ángel Russo.

Los equipos que dispondrán tanto Gallardo como Guillermo Barros Schelotto son un verdadero misterio, ya que poco han dejando ver de sus entrenamientos durante la preparación de la infartante serie final.

Sabido es que ambos llegaron con bajas sensibles en sus delanteras. River no contará con el colombiano Rafael Santos Borré -suspendido- ni con Ignacio Scocco, que no se recuperó de una lesión en el gemelo derecho sufrida hace tres semanas; mientras que Boca tendrá la ausencia de Cristian Pavón, desgarrado en la primera final.

Gallardo, que sí recuperará al capitán del equipo, Leonardo Ponzio, evalúa la posibilidad de sumar un quinto mediocampista a la formación inicial (el colombiano Juan Fernando Quintero o Ignacio Fernández) o darle la titularidad al uruguayo Rodrigo Mora, un histórico de su ciclo con poca continuidad en la actual campaña.

En Boca, Guillermo también tiene puestos por definir. Para el arco, bien defendido por Agustín Rossi en la final de ida, ya puede contar con Esteban Andrada, repuesto de la fractura de mandíbula que sufrió ante Cruzeiro de Brasil en cuartos de final.

Formaciones:

River Plate: Franco Armani; Gonzalo Montiel, Jonatan Maidana, Javier Pinola y Milton Casco; Enzo Pérez, Leonardo Ponzio, Exequiel Palacios, Ignacio Fernández y Gonzalo Martínez; Lucas Pratto. DT: Marcelo Gallardo.

Boca Juniors: Esteban Andrada; Julio Buffarini, Carlos Izquierdoz, Lisandro Magallán y Lucas Olaza; Sebastián Villa, Wilmar Barrios, Pablo Pérez y Nahitan Nandez; Darío Benedetto y Ramón Ábila. DT: Guillermo Barros Schelotto.

Árbitro: Andrés Cunha (Uruguay).