Por Diego Mussetta

No hay ciudad en el mundo que viva el fútbol como Rosario. Acá, salvo algunas excepciones, o sos de Central o de Newell’s. Se nace canalla o leproso. Y esa pasión se lleva durante toda la vida. Y apenas arranca el año en lo único que se piensa en el Clásico… Y hoy llegó el día para el primero de los tres que habrá en este 2016.

La semana fue larga. Con panoramas bien distintos en ambas veredas en cuanto a lo futbolístico. Mientras por un lado la tranquilidad del debut y el tener el mejor once a disposición resumieron siete días de paz en Arroyito; por el otro el arranque convulsionado y con el DT en el ojo de la tormenta sintetizaron horas de incertidumbre en el Parque. Pero ya todo eso quedó atrás. Hoy es el día de la verdad.

Por suerte, la semana previa no tuvo hechos de violencia, ya que quizás dimos como sociedad un paso hacia adelante un cuanto a madurez. Y eso es más que valorable. Mientras los canallas vivieron siete días de armonía y paz, los leprosos disfrutaron de su ya ‘clásico’ Banderazo para apoyar al plantel más allá del turbulento inicio de año. Y como si esto fuese poco, ayer vecinos identificados con los colores azul y amarillo y rojo y negro demostraron que se puede convivir al disputar un partido en plena zona sur donde reinó la pasión pero sobre todo la convivencia.

Otro hecho significativo de la semana lo protagonizaron los presidentes de ambos clubes, quienes estuvieron siempre juntos tanto en entrevistas televisivas como en reuniones con autoridades del ministerio de Seguridad, hablando de la gran relación existente hoy en día.

Y como si esto fuese poco, el jueves la intendenta Mónica Fein juntó a Raúl Broglia y Jorge Riccobelli, además de los coordinadores de inferiores de ambas instituciones y decenas de chicos vestidos con sus camisetas, quienes izaron la bandera argentina en el Monumento para demostrar que se puede convivir en paz.

Desde la previa todos demostraron jugar el Clásico en convivencia. Jugadores y técnicos a la hora de declarar; dirigentes al mostrarse unidos; políticos tratando de calmar y los ciudadanos, que más allá de alguna pintada, supieron dar un ejemplo de que se puede.

Hoy, justamente en el “Día de los Enamorados”, Rosario vuelve a estar en los ojos del mundo del fútbol. Hoy los canallas estarán alentando en el Gigante y los leprosos a través de la tele. Hoy como ciudad volvemos a rendir un examen. Que sea en paz, sin violencia y dando una imagen de que entre todos, más allá de la rivalidad, se puede convivir. Hoy es el día. Del amor y del Clásico.