Por Pablo Martínez

Hace unos cuantos partidos que Central no convence con su juego y no es novedad. En primer lugar, es sorprendente el bajo nivel futbolístico de los hombres de mayor experiencia, que transitan los partidos sin pena ni gloria, y los juveniles tienen altibajos, como es natural en los pibes que se inician en primera.

En un cotejo parejo, donde el que se equivocó perdió, el Canalla cometió dos errores garrafales y le permitió al colombiano Borré y Pratto, anotar con comodidad ante la apática mirada de toda una defensa indefensa. En las jugadas de cada gol, se notó la falta de continuidad de Caramelo Martínez (debió reemplazar a Cabezas), la falta de velocidad de Tobio y Ferrari, que se dejaron anticipar en la primera conquista Millonaria.

La puesta en escena del elenco de Fernández, fue muy pobre, porque los juveniles no tuvieron gravitación, casi nada de volumen de juego y mucho menos, tuvo actividad el goleador Zampedri, que siempre estuvo solo arriba.

Pero el problema del Canalla, es que no encuentra un rumbo futbolístico, no tiene argumentos sólidos para respaldar cada partido, tanto cuando gana como cuando pierde. A tal punto, que se extraña al volante Leonardo Gil, no por su juego sino por sus pegadas en los tiros libres, casi perfectas, para que Central gane en el área contraria y consiga muchos goles.

Leo Fernández, tiene mucho trabajo por delante, su equipo no levanta, pero gracias a los resultados, disimula un presente mediocre. El DT Centralista, todavía no ha podido plasmar la idea de juego, que lo llevó con la Reserva a quedarse con el título en la Copa Santa Fe.

A favor del entrenador, están los puntos, que con un porcentaje alto maquilla el desastre que dejo Paolo Montero, pero no alcanza para llegar a los objetivos primordiales, clasificar a la Sudamericana 2019, donde se va alejando fecha tras fecha.