Por Fabrizio Turturici

Central cumplió con todos los factores para quedarse con los tres puntos ante Patronato en el Gigante de Arroyito, ya que jugó bien y hasta terminó con un jugador más en cancha, pero le faltó lo único importante cuando se pelea por defender la categoría: meter la pelota en el arco más veces que su rival. Así, obtuvo un empate de 1-1 contra un rival directo en los promedios, desperdiciando una oportunidad única en su casa.

El local tuvo un arranque eléctrico dónde marcó el ritmo del juego sin darle respiro al rival, asfixiando en la presión alta y avanzando con rápidas asociaciones donde los jugadores, sin quedarse estáticos, sorprendían variando sus posiciones. La serie de esos movimientos interesantes era la siguiente: Gil funcionaba como punto de partida para sacar la pelota, Lovera se retrasaba como un volante más por el centro y Riaño pivoteaba hacia los costados, para que Zabala y Rius tengan libertad de acción y den paso a las trepadas de los laterales.

La mayor virtud del equipo canalla era ejercer una posesión de pelota vertical que no se tornaba previsible sino que mantenía como principal objetivo la búsqueda constante del arco de enfrente. Sin embargo, el Patrón se sentía cómodo jugando sin el balón y en varios contragolpes se las ingenió para complicar a Ledesma. Es que en la fase defensiva aún persistía el problema del retroceso para los de Cocca, porque el doble cinco dejaba espacios con la defensa y el achique hacia atrás resultaba vulnerable con remates de media distancia, algo que Patronato (a diferencia de San Lorenzo) por suerte no aprovechaba.

La merecida apertura del marcador para Central, por cómo había trabajado el partido, llegó sobre la media hora con una gran jugada de Lovera, que comenzaba a demostrar su calidad para el uno contra uno. Pero de nuevo, esa diferencia en el resultado no la pudo mantener durante la segunda parte, ni siquiera cuando los entrerrianos se quedaron con diez jugadores por la expulsión de Lemos. Pese a la considerable cantidad de ocasiones generadas, la efectividad no aparecía y la visita pudo empatarlo en la primera clara que tuvo en los pies de Chicco, al borde del área, donde se habían advertido los espacios de aprovechamiento.

Así como anteriormente los cambios del técnico habían cambiado el partido para bien, en esta ocasión sucedió todo lo contrario, ya que tras el empate de Patronato se dio la sorpresiva salida de Lovera -la figura del encuentro- por Gamba, mientras que Ribas hizo lo propio por el correcto Riaño y Ortigoza ralentizó las cosas desde el lugar de Gil. Aunque lo siguió buscando hasta último momento con más empuje que ideas, el pitazo final indicó un punto de local con sabor a nada, ya que el cuadro de Arroyito jugó bien, doblegó en todos los aspectos a su contrincante y terminó con un jugador más… pero dos puntos menos.