Un gigante de su oficio, un verdadero camaleón, cuyos papeles serán recordados siempre por la naturalidad con que el actor y director los construía.

Alan Rickman, actor y director, con una impresionante carrera en cine, teatro y televisión, falleció a los 69 años, luego de dar una dura batalla contra un cáncer que finalmente, acabó con su vida.

Fue uno de los actores más destacados de su generación, le puso el cuerpo a villanos que han hecho mella, como el terrorista de La jungla de Cristal, la primera de la saga de Duro de Matar, el malvado sheriff de Nothigham en Robin Hood o el Severus Snape de Harry Potter. También fue el juez corrupto de Sweeny Todd.

Pero su versatilidad también interpretó inolvidables papeles, llenos de humanidad, ternura y contradicciones, como el coronel Brandon en Sensatez y sentimientos, su al rico Antoine Richis, un padre que tiene como obsesión proteger a su hija Laura (Rachel Hurd-Wood) para que no sea la siguiente víctima del macabro perfumista, en El Perfume. Fue un padre de familia algo aburrido y un poco infiel, con crisis de la mediana edad ,en Love Actually, e hizo un trabajo absolutamente maravillosos como Rasputín para HBO.

Con ese currículum y con ese aspecto, casi que se puede adivinar la biografía de Rickman. Estudió arte, paso por la Royal Academy o Dramatic Art, hizo de Shakespeare, y tuvo además, una extraordianria carrera en teatro, más allá de su fama cinematográfica.  Fue uno de esos actores ingleses que cargaban con toda naturalidad con un equipaje impresionante.