En una larga charla, Dolina demolió alguna falsa idea sobre «cultura popular», aunque rescato la nobleza de «los muchachos de la esquina» que la están pasando mal. También hablo sobre el nuevo gobierno de Mauricio Macri.

A continuación algunos párrafos de esta jugosa entrevista:

—¿Hay uno o más modos de abordar el conocimiento?

   —El conocimiento proviene de la educación, de la indagación, el estudio, de la lectura, de adiestrarse uno en pruebas de dificultad creciente. Y de incorporar nociones en los fueros más adecuados. Que no son el Gran Buenos Aires, el café de la esquina ni la cancha de fútbol. Tuve la suerte de que el trabajo radial me obligó a estudiar con mayor intensidad que la poca que tuve cuando estudiaba en el colegio o en la universidad.

—La pregunta viene a propósito de una creencia respecto de que las expresiones que provienen de los márgenes traen una tensión especial, la de aquellos que todos los días desarrollan estrategias de supervivencia. De pronto, el muchacho de Barrio Norte no conoce esa tensión y sus formas de expresión artísticas son otras.

   —El muchacho de Barrio Norte tampoco es referencia de nada, la única referencia es la gran cultura, que debe ser dispuesta al servicio del pueblo, y en todo caso examinarla con ojos argentinos. Si garantizamos que el muchacho de la esquina pueda acceder a la gran cultura, entonces sí, luego, si por opción personal continúa bailando cumbia, todo bien. No se puede convertir una carencia en virtud pintoresca.

—Cuando rueda por el país con su programa, ¿hay una inspiración particular en cada lugar?, ¿Rosario qué inspira, por ejemplo?

   —Sí, claro. Rosario tiene un gesto y una conciencia de sus habitantes, el ser rosarino, que lo van construyendo. Diría que Rosario es una ciudad joven, con muchas conexiones, con una cultura. Un extirpe de buenos poetas, músicos, escritores, con conciencia de su propia exigencia. El uno influye al otro, un patrón muy venturoso. Luego conocí la relación que tienen los rosarinos con los artistas, y eso me gustó más.

— ¿Se siente un hombre de la política, que interviene en la construcción de subjetividades?

   — Posiblemente, pero no de un modo directo. Si me llevan a una Unidad básica, es posible que pueda cebar mates y nada más (risas). Yo no me pronuncio sobre la actualidad en mi contexto artístico. Y ahora sí, a partir de un corriente de simpatía con esos muchachos de la esquina que no la están pasando bien, es que tengo una posición política. Pero no para aprender matemáticas de esos muchachos, en todo caso podría encontrar un tipo de nobleza, una ética en esos muchachos. Ahí me junto con ellos, y algunos perfumes de ahí llegan a mi programa, con un sentido político, y también moral.

«Preocupación y tristeza» por Macri

A Dolina, el presidente Mauricio Macri le produce “perplejidad, preocupación y tristeza”. Explica: “Me parece, sin embargo, que la respuesta no debe ser inútilmente agresiva ni cínica. Hubo un voto en ese sentido. No tengo aún diseñada una conducta, aunque siento que se trata de una pesadilla. No se trata de enojarse ni de ser comprensivo. Peticionar y darle un sentido a nuestras posiciones, así como los que se dedican a la política logren consensos y al cabo, logren hacerse del poder que es la tarea central de la acción política”.