Attaque 77, Bandalos Chinos y Usted Señálemelo se destacaron en una jornada caracterizada por un público que disfrutó del movimiento y en la que la tormenta obligó a posponer el show de Babasónicos, que se proponía como el plato fuerte de la noche en la segunda jornada de Rock en Baradero.

Las entradas del domingo 3, igualmente, son válidas para el día de hoy que, además de agregar el show de Babasónicos (a las 19.50), respetará el orden de las presentaciones propuestas en los dos escenarios principales de la grilla de este tercer día que contempla recitales de Eruca Sativa, Estelares, La Delio Valdez y Kapanga, pero que no contará con el espacio Branca Único.

A diferencia de la primera jornada, el festival no logró congregar a la gran marea de gente que había asistido al predio el día previo y el ánimo del público también fue otro: la gente no prefería estar tirada en el pasto, prefería bailar; en el paisaje no se divisaba ninguna bandera; y no hacía tanto calor: una fórmula para evitar quejas, por lo menos hasta la hora en la que el diluvio dejó de ser un pronóstico. 

Uno de los últimos recitales que se pudo disfrutar ayer antes de que se desatase la lluvia fue el de Attaque 77 que, lejos de recorrer las canciones que todos esperaban, interpretó un repertorio atravesado por temas más recientes como «Lobotomizado» y desempolvó clásicos como «Western», «Espadas y serpientes», «Setentistas» o «Beatle».

El show anterior al del trío de «Hacelo por mí» tuvo alrededor de cinco mil personas disfrutándolo; Bandalos Chinos es un grupo que logra crear, cada vez que toca, una atmósfera particular, con sonidos sin tiempo ni espacio que vuelan por reductos supersónicos.

Este combo que lidera Goyo Degano construye una identidad que pierde todo protagonismo y se camufla detrás del humo del escenario; pero siempre se mantiene firme y vigente: todos saben quiénes son cuando escuchan sus notas; Bandalos Chinos es una banda que el espectador disfruta incluso cuando baila de espaldas a ellos.

 

Sobre el mismo escenario Spotify también hubo espacio para Usted Señálemelo, otro de los grupos indie que coronaron la noche con un gran baile colectivo, y que tuvo la posibilidad de hacer parte de su repertorio antes de que asome el agua.

El trío mendocino -que delineó junto a los cuerpos del público melodías funky y electrónicas con escaleras pop y rock- siempre invita a la fiesta, que en esta oportunidad sumó la comunión entre la gente y la llovizna que, por un rato, consiguió que el calor del movimiento constante se disipe.

Pero antes de que el show de Usted Señálemelo deba suspenderse por el diluvio, varios artistas compartieron escenarios y en el caso del espacio Branca Único, una de las primeras presentaciones fue Chita, banda que envuelve sus melodías con fusiones entre reggae, pop, la canción y toques de jazz.

La cantante y vocalista que encontró el punto justo entre la sensualidad y la suspicacia, y la transmitió en el escenario que la producción destinó a bandas emergentes, propone una formación clásica de bajo, guitarra y batería en la que, a veces, incorpora teclados, y siempre acompaña con una voz que alcanza tintes intermedios entre el desgarro y la dulzura.

Inmediatamente, tras ese show, una voz femenina se hizo escuchar desde el espacio Spotify y todos fueron a ver de quién se trataba: era la venezolana Amanda Querales abriendo el show de Lo’ Pibito, una orquesta que navega los caminos del funk, disco y hip hop y que fue armándose su propio público desde 2006.

La banda de los pasos de baile, arenga, agradecimientos y estética sin patrones presentó las canciones de su más reciente álbum, «En Espiral» -en el que Querales colabora-, trabajo con reminiscencias sonoras de la etapa más funky de Illya Kuryaki and the Valderramas, y también incluyó en su repertorio canciones de Sumo.

Minutos más tarde, percusión y girasoles sobre el escenario le dieron la bienvenida a Louta, que irrumpió con la energía que lo caracteriza, pero esta vez con un espectáculo que presentó sutilezas en la decoración de un horizonte de movimientos espásticos, música electrónica y distorsiones.

El joven influencer, que vio pasar el atardecer sobre la tarima, cantó junto a un público que al estilo mántrico repitió sus frases de manera casi automática y acompañó con complicidad sus peticiones.
Una mención también merece Marilina Bertoldi, una de las pocas artistas femeninas que tuvo lugar en la grilla del festival y regaló, con un sonido impecable, una mixtura de seducción, densidad y fuerte presencia que cautivó los ojos del predio y logró cálidos aplausos.